Por equipo editorial.
CRITICA URBANA NÚM.1.
La práctica profesional conlleva múltiples decisiones que van más allá de lo técnico. Lejos de diseñar sobre una hoja en blanco, se trabaja sobre un tejido construido, con conflictos y valores, con comunidades e individuos diversos, con intereses particulares, con propietarios y con legislación y normas que, en teoría, se establecen para ayudar a tomar decisiones basadas en el interés general.
Sin embargo, el espacio entre la ley y la práctica es enorme y tiene límites difusos; es un espacio propicio para el abuso, pero también para la crítica necesaria para desarrollar métodos, proyectos y cambios legislativos que aseguren a las personas el ejercicio de sus derechos, el goce colectivo del lugar que se habita y el respeto al medio que lo sustenta.
Una mirada atenta muestra que los problemas son comunes a todas las sociedades: la segregación social, la especulación inmobiliaria, la pérdida del patrimonio, la contaminación y degradación de nuestro entorno. En cada lugar este problema toma su propio cariz y necesita una determinada solución, en la que es muy útil aprender de los errores y aciertos de otros. La intervención en el territorio es siempre política, porque se trata de gestionar los asuntos públicos en favor del interés general.
Las decisiones políticas tomadas en los últimos años, fuertemente influidas por la crisis financiera, la especulación inmobiliaria y la corrupción, han revertido los costosos avances en derechos sociales y han generalizado la desconfianza en la política. La planificación ha quedado congelada por falta de presupuestos, y, donde los hay, existen fuertes y efectivos lobbies para evitar que se regule a favor del bien común. No obstante, y pese a la ocultación sistemática, existen avances y experiencias que recuperan la política, la planificación de nuestro hábitat y el sentido de obrar desde una perspectiva de derecho y respetuosa con el medio ambiente. Es ahí donde Crítica Urbana -cuyo equipo está formado por personas de Latinoamérica y Europa, que por cercanía cultural y lingüística tenemos mucho que compartir- quiere ser un punto de encuentro de pensamiento y experiencias.
Nos parecía necesario y oportuno hablar de ética en este primer número, como una manera de racionalizar la experiencia y compartirla, con el fin de sentar las bases para reflexionar sobre salidas y alternativas a la situación actual. Lo mismo sucede con los derechos, la política, la propiedad, lo legítimo y lo legal, que serán temas para los números siguientes. Queríamos hablar de ética, no retóricamente, ni contraponiéndola a la corrupción, sino de sus márgenes, de donde empieza y acaba lo ético, de la ética social y de la ética personal; de cómo somos capaces de construir una ética urbana; de asumir que la construcción de la ciudad es un resultado colectivo, nos guste o no ese resultado, y desde allí trabajar para que ese resultado sea efectivamente para la colectividad.
Crítica Urbana somos un grupo de personas que jugamos varios roles a la vez, como profesionales, académicos, políticos, técnicos y ciudadanos todos y todas, que hemos coincidido en distintos momentos y apostamos por este proyecto. Crítica Urbana se autofinancia y autogestiona gracias al trabajo colaborativo de su equipo, y confía en el compromiso de los lectores y colaboradores para su difusión y para el aporte de nuevos contenidos.
Queremos contribuir de manera crítica a la construcción de ciudades más justas, entendiendo que lo justo es un principio que definen las propias comunidades, y que, por lo tanto, no es una meta fija, sino socialmente determinada. Creemos que, como especie pensante, es necesario revertir el embate involutivo hacia el planeta y el resto de las especies. Se trata de estar juntos, escucharnos, tomar aliento y seguir en la tarea.
Para citar este artículo: Equipo Editorial. La crítica como método para la reflexión y la práctica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales núm.1. A Coruña: Crítica Urbana, julio 2018. |