Por Nacho Collado; Alfredo Artigas; Pedro Lloret
CRÍTICA URBANA N.6
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Con la irrupción en 2015 de nuevos gobiernos municipales de corte progresista, emergía la posibilidad de un nuevo escenario local con el mandato social de romper con las políticas urbanas de corte neoliberal que en las últimas dos décadas han estructurado algunas de las grandes ciudades del Estado, siendo València uno de ejemplos más significativos de este tipo de urbanismo.
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Estas candidaturas, caracterizadas por la voluntad de confluencia y un desplazamiento de las energías colectivas desde la arena de lo social a la política municipal arrastran, tras cuatro años, importantes interrogantes a la hora de articular y consolidar una agenda de políticas públicas municipales que pivote en torno al derecho a la ciudad.
En el caso concreto del municipio de València, donde antes del cambio de gobierno las dinámicas neoliberales más abruptas se intercalaron con algunos de los casos de corrupción urbanística más sonados del estado, y más allá de la necesidad de un análisis en profundidad sobre estos cuatro años de cambio en el gobierno municipal, se advierte la emergencia de un renovado ciclo de protestas y luchas que en gran medida escenifica las tensiones y limitaciones de los “nuevos gobiernos del cambio”. Tensiones que parecen moverse en un contexto definido por la persistencia de ciertas continuidades con las dinámicas de corte neoliberal, el asentamiento inacabado de una nueva agenda urbana en torno al derecho a la ciudad y una revitalización de los movimientos autónomos de la ciudad.
La campaña “València No esta Venda” emerge como un síntoma de estas tres realidades bajo el lema “Por el derecho a la vivienda y la defensa del territorio”, poniendo en valor la necesidad de articular las diferentes luchas y reivindicaciones.
El Derecho a la Ciudad
El derecho a la ciudad, definido por H. Lefevbre en 1967 como el derecho de los habitantes urbanos a configurar y hacer de este un espacio privilegiado de lucha anticapitalista, parece encontrarse más que nunca en el centro del debate político y de los discursos y prácticas del tejido asociativo.
Si atendemos al contexto socioeconómico actual, el neoliberalismo es cada vez más hegemónico y los sistemas de protección han ido debilitándose. Las economías de las familias siguen sin mejorar y las desigualdades se acrecientan. Parece que la vuelta a una dinámica de expansión urbana, no minimiza o margina la situación de emergencia habitacional.
Se observa, y seguimos en esto a Raquel Rolnik, que la búsqueda de plusvalía capitalista encuentra en las ciudades y en su configuración, un atractivo lugar donde aterrizar. El neoliberalismo ha complejizado sus fórmulas extractivas y la financiarización y deslocalización de sus estructuras inciden directamente en los problemas sociales y ambientales que se dan en las ciudades. Hoy es complicado encontrar en lo urbano, entendiendo lo urbano en sentido amplio y relacionado con el territorio, espacios ajenos a la extracción y acumulación de beneficios económicos.
En València, como en otras ciudades afectadas por las dinámicas del neoliberalismo, nos encontramos entre otras cosas con la privatización del espacio público, mediante terrazas, actividades turísticas; diferentes programas y planes urbanísticos que asumen la lógica neoliberal extractiva, figura del promotor mediante, como única manera de configurar las ciudades; vulneraciones sistemáticas en el acceso y disfrute del derecho a la vivienda; procesos de gentrificación; la iusnaturalización, que es aquello que se legitima por su condición natural, de la propiedad privada y de su distribución; la vivienda como valor refugio de las inversiones internacionales; la externalización y privatización, a través de sociedades que persiguen un beneficio empresarial.
Espacio público, configuración de la ciudad, vivienda, dinámicas sociales, territorio, como decíamos, es complicado advertir algún fenómeno urbano sobre el que no recaiga explotación económica.
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Lo urbano como mapa de conflictos complejo
Se generaliza el conflicto y se extiende a una mayoría social, de esta forma aumentan las respuestas y las necesidades de generar alternativas. Parece lógico pensar que, de esta forma, por la expansión del número de agentes, de conflictos y de respuestas, se multipliquen los intereses en juego y se pongan de relieve contradicciones entre aquellas que trabajan resistencias. Creemos que se hace necesario partir desde el pensamiento común para cohesionar las múltiples respuestas que desde lo sectorial se van construyendo.
Ante la complejización de los conflictos urbanos que estamos relatando, parece sensato atender a David Harvey (2015) y dotar de contenido el significante vacío que es el Derecho a la Ciudad. Es decir, dotarnos de una respuesta articulada entre los movimientos de base anticapitalistas y, por tanto, de una herramienta cohesionada que se estructure a la vez como contrapoder y como propuesta.
Necesitamos, desde el tejido asociativo, un nuevo impulso que permita coordinar la actuación sectorial con otra más global y unificadora. Que nos facilite combinar la lucha contra los problemas más urgentes y a corto plazo con una visión estratégica, de futuro y bien pautada, sobre los objetivos a alcanzar y las herramientas a utilizar y en tránsito hacia la ciudad que queremos.
Integrar las críticas sobre la precariedad habitacional, la gentrificación, la privatización del espacio común, la especulación inmobiliaria, la destrucción del territorio, la insostenibilidad ecológica de nuestro modelo urbano, la segregación residencial… en un discurso unificado que imagine y reivindique el cambio de nuestro municipio en clave ecologista, feminista, comunitaria y anticapitalista, en definitiva, que responda al interés de quien la habite de manera sostenible. Hablamos de la necesidad de construir colectivamente una visión integral y transformadora de lo que significa habitar un territorio.
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Hacia una articulación de luchas desde los movimientos sociales
Y esto está comenzando a ocurrir en nuestra ciudad a través de “València no Està en Venda”. Esta campaña aúna luchas de multitud de colectivos: algunos tienen como objetivo la defensa de la huerta valenciana ante la expansión urbana y las luchas socioambientales, otros actúan contra la gentrificación y turistificación de algunos barrios “de moda”; los hay que plantean su lucha contra planes urbanísticos específicos que buscan el rendimiento económico antes que la habitabilidad, y los que se centran en demandar viviendas dignas para sectores de la población marginalizados y discriminados. Los agentes protagonistas de estas luchas son a veces plataformas de vecinos de larga tradición, y a veces agrupaciones de muy reciente génesis. En unas ocasiones son asociaciones grandes y bien estructuradas, y en otras son colectivos asamblearios no institucionalizados.
Pero aun partiendo de esta heterogeneidad (teniendo claro que esta ha de ser respetada y fomentada como una virtud), la campaña cohesiona las voces de estos distintos movimientos, que han decidido apoyarse mutuamente y proyectar una estrategia de reivindicación conjunta.
Así, “València no Està en Venda”, pese a ser un movimiento incipiente, tiene la enorme potencialidad de generar y transmitir un paradigma unitario sobre los retos y soluciones que afectan a nuestra ciudad, y de asentarse como un agente crítico de confluencia con potencia teórica multidisciplinar, práctica asociativa diversa y enorme capacidad de arrastre. Por tanto, puede convertirse en un contrapoder efectivo, capaz de hacer llegar a oídos de la población las propuestas sobre un modelo de ciudad diferente, de denunciar los desmanes del urbanismo especulativo, y de presionar a los gobiernos municipales para que detengan la destrucción del territorio y asuman las reivindicaciones de este nuevo paradigma, en el que a su ciudad neoliberal se le oponga, pero también se comience a construir, la ciudad cooperativa. Como decíamos, el aparato político-administrativo, parece no ser capaz de afrontar con la profundidad y decisión necesarias los retos que nuestra ciudad tiene por delante, por eso se hace importante comenzar a generar, desde la política autónoma, estructuras de contrapoder que ayuden a limitar las dinámicas que afectan nuestro hábitat.
En la actualidad ya podemos ver algún fruto de esta presión social que se articula, sea en València o en otras ciudades. En forma de cláusulas mínimas de vivienda social ante nueva edificación y rehabilitación en zonas consolidadas, protección jurídica para los deudores hipotecarios o límites a las viviendas turísticas. Se trata de profundizar y extender esta responsabilidad colectiva sobre el territorio.
Para ello, es necesario que campañas como “València no Està en Venda” se demuestren como efectivas a la hora de integrar esfuerzos de tan distintos colectivos, y que sean capaces de aglutinar bajo sus postulados a una masa crítica extensa y movilizada. En este sentido, el 11 de mayo de 2019 “València no Està en Venda” realizó su primera gran demostración de fuerza pública, en forma de manifestación que recorrió el centro de la capital del Túria. Todo indica a que esta plataforma está empezando a erigirse como un agente relevante en la construcción de nuestra ciudad.
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Referencias
Harvey, D. Ciudades rebeldes. Del derecho a la ciudad a la revolución urbana. Madrid: Akal, 2015.
Lefebvre, H. El Derecho a la Ciudad. Barcelona: Península, 1971.
Rolnik, R. La guerra de los mundos. La colonización de la tierra y la vivienda en la época de las finanzas. Barcelona: Descontrol, 2018.
Webs de interés:
http://www.valencianoestaenvenda.org/
Nota sobre els autors
Nacho Collado Gosàlvez és advocat, investigador i soci d’El Rogle, Mediació Recerca i Advocacia, una cooperativa valenciana dedicada a la defensa del dret a l’habitatge. Té un màster en mediació i està estudiant Màster de Ciutat i Urbanisme (UOC). Participa a diversos col·lectius pel dret a la vivenda i a la ciutat, com Entrebarris, a València.
Alfredo Artigas Chaves. Sociòleg i soci d’El Rogle, Mediació Recerca i Advocacia, una cooperativa valenciana dedicada a la defensa del dret a l’habitatge. Participa activament en el teixit associatiu de la ciutat de València, sobretot en la seua vessant assembleària i auto-organitzada.
Pedro Lloret Sáez. Sociòleg, treballa en el Centro de Estudios Rurales y Agricultura Internacionales.
Para citar este artículo: Nacho Collado; Alfredo Artigas; Pedro Lloret. La articulación del derecho a la vivienda. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.2 núm.6 Conflictos Territoriales I. A Coruña: Crítica Urbana, mayo 2019. |