Por Antigoni Geronta |
CRÍTICA URBANA N.13
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“El concepto de la “casa-cárcel” se ha desatado en la conciencia, reflexión y lenguaje de diferentes personas que recién se encontraron bajo una premisa común: el confinamiento obligatorio como medida preventiva para el Covid-19. El discurso y prácticas observadas han girado entre la consigna de la responsabilidad individual y el derecho a la libre circulación en la ciudad.”
El momento oportuno de evocar a un esfuerzo colectivo de ayuda mutua y sensibilización sobre las condiciones de convivencia se ha perdido y las distintas ciudades y regiones lidiaron con el asunto de forma “autónoma”, fomentando la separación entre los intereses de “nosotros” y de los “otros”. La saturación por la (des)información mediática poco ayudó. Sin embargo, la escasa información que salió sobre la situación “alarmante con las poblaciones vulnerables” y en torno de lo que está pasando en las cárceles institucionales –eso en la mayoría de los países que se preocuparon y tomaron medidas a favor de la salud pública– ha dejado una cosa clara: en lo que se refiere a los derechos civiles y ante lo que ocurre dentro de los centros penitenciarios, las propias ciudades apenas parecen cárceles privilegiadas, flexibles y tecnológicamente equipadas en las que los ciudadanos todavía pueden gozar de ciertos derechos.
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Primer acto
Es una tarde de domingo de junio en el centro de Atenas. Un helicóptero está aterrizando en medio de un patio. Dos personas corren, entran en el vehículo y son llevados bajo una mezcla intensa de ruido mecánico, desconcierto e incertidumbres. Desaparecen. Se quedan los aplausos y gritos animados de los vecinos que gozan el espectáculo desde sus balcones.
El “escenario del crimen” era el patio de la cárcel de Korydalos. El apoyo vecinal vino no sólo de los reclusos que en este momento estaban en el patio, sino de los que viven en los pisos que rodean la cárcel y cuyas vistas desde los balcones de sus casas dan a este patio. Son, en otras palabras, aquellas personas, las únicas a las que los presos y presas pueden contemplar en su vida diaria, sabiendo que no están allí trabajando o vigilándoles. Ha sido, pues, aquel aplauso una acción de entusiasmo espontáneo de los que quizás mejor comprenden, por comparación inevitable, el valor de la libertad de un acto cotidiano tan sencillo como el de salir bajo el sol, la lluvia, las estrellas.
Segundo acto
“En el siglo XVIII, el encarcelamiento a largo plazo se definió aprobadamente como un castigo de ‘muerte cívica’. Tres siglos más tarde, los gobiernos están imponiendo –por ley, fuerza, amenazas económicas y su alboroto– regímenes masivos de muerte cívica. ¿No era una forma de prisión, vivir bajo cualquiera tiranía en el pasado? No. No en el sentido que estoy describiendo. Lo que se vive hoy en día es nuevo debido a su relación con el espacio.”[1]
«[Hicimos] lo que es obvio: protestar contra el nuevo tipo de prisión, Malandrino, contra esta morgue moderna con un silencio sepulcral. Con doble acristalamiento, para que la sociedad se separe de los reclusos. Absolutamente separados, con unos patios que ni siquiera te animas a caminar. Son tumbas modernas en medio de la nada. Incluso la propia familia se desanima de visitar a su hijo.»[2]
Tercer acto
14 de marzo de 2020. Texto de las presas de la cárcel de mujeres de Korydallos sobre las medidas de prevención y tratamiento de la pandemia de coronavirus en las cárceles:
«Las cárceles son los lugares más concurridos. Muchos presos/as se amontonan en celdas, en áreas comunes y también en las colas del comedor. Con el inicio de la crisis de coronavirus, se prohibieron las visitas abiertas con familiares y abogados y no podemos recibir cosas (ropa, comida, libros, nada). No hemos reaccionado a estas medidas, ya que entendemos la gravedad de la situación. Hay una gran responsabilidad por parte de los presos/as, pero exigimos que exista una mayor responsabilidad y mejores cuidados para los reclusos/as también por parte del ministerio.
Si hay un caso de coronavirus en la prisión, debido a la hipermasificación de las cárceles en el país, la propagación será grande y pondrá en peligro de forma masiva muchas vidas humanas, ya que muchas/os presas/os están enfermas/os o son de avanzada de edad. Una medida que estamos pidiendo, y que es necesaria, (el ministerio ya debería haberla implementado al menos en algunos casos) es la descongestión de las cárceles. La población puede reducirse drásticamente con la excarcelación inmediata de aquellos/as con penas, o resto de penas, inferiores a 5 años.
También hay miles de mujeres enfermas, ancianas y embarazadas que no pueden responder a un episodio de coronavirus. Mientras se están implementando medidas estrictas en lugares concurridos, y con razón (por ejemplo, la desinfección), no ocurre lo mismo en las cárceles. Hasta ahora no se ha realizado ninguna desinfección, no hay acceso a antisépticos para los presos/as y, por supuesto, no hay máscaras que serán útiles para los grupos vulnerables […].
Resumiendo, pedimos:
-Descongestión inmediata de las cárceles con la liberación de los/as que están cumpliendo sentencias inferiores a 5 años y los que tienen un resto de pena corta.
-Liberación inmediata de grupos vulnerables utilizando los artículos 110A y 105 del Código Penal. · Revisión del espacio de detención de los presos/as infectados/as por el coronavirus por un equipo de científicos especializados.
-Otorgar permisos retribuidos a los empleados/as que presenten síntomas (incluso leves) del virus, como es el caso para el resto de la población.
-Desinfección de las cárceles y acceso a antisépticos y máscaras.
-Información inmediata y detallada a los presos/as por médicos especialistas sobre las medidas a tomar. El hecho de ser preso no significa que no tenemos derecho a la información sobre nuestro tratamiento.
-Habrá que dar prioridad a examinar a los presos/as y funcionarios/as para el diagnóstico del coronavirus. Las cárceles son actualmente los lugares más peligrosos en Grecia para la propagación del virus y miles de personas están en riesgo.»[3]
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Cuarto acto
“Empecé, pidiéndoles [a los presos y presas] que me dijeran sus apodos, antes [de su encarcelamiento] y dentro de la prisión. Esta modesta pregunta desarrolló poco a poco momentos de su infancia, de sus desplazamientos, pero también de las relaciones entre ellos en la prisión. También fue una forma divertida de empezar a compartir y confiar en el equipo que se estaba formando lentamente. Los múltiples nombres que se escucharon dejaron en claro que cada uno de nosotros es uno y muchos. […] Tengo que admitir que he notado grandes diferencias de género. Las mujeres están incorporando el encarcelamiento de forma distinta que los hombres. Adquieren otra relación con su cuerpo y las dinámicas que desarrollan entre sí son diferentes. […] El espacio restrictivo de la prisión, la arquitectura en sí, las puertas que atrancan y desatrancan, te deprimen. El cuerpo se encoge. Cuando en algún momento del proceso les hice, casi a la ligera, la pregunta ¿cuántos pasos dan en el compartimiento de 10 personas o de 8 personas?, la respuesta fue impactante pero precisa! Siete pasos de largo, tres hasta el baño y cinco hasta la puerta. Cuando te das cuenta de las dimensiones reales del espacio físico asignado, comprendes cuáles son las condiciones de vida que prevalecen. Dostoievski dijo que ‘la cultura de un país se ve por el nivel de vida de sus presos’.»[4]
Quinto acto
20 de marzo de 2020: Movilización en las cárceles de mujeres de Korydalos con las presas que se niegan a entrar a sus celdas durante el recuento del mediodía:
«Tuvimos que presionar para que se efectúen desinfecciones dos veces, una en la entrada y en las oficinas y otra en el interior de la prisión. Cuando preguntamos por qué no hay desinfecciones en las cárceles y en el furgón de la policía que nos transporta, la respuesta es que no hay fondos. Cortaron las visitas de los cónyuges, las visitas entre presos/as, para evitar ser infectados por medio de los furgones que nos llevan, y porque no hay confianza en las medidas que toman otros funcionarios y la guardia externa, ya que los furgones y los espacios en las cárceles no se desinfectan. El criterio del ministerio es que es más económico imponer restricciones constantemente a los presos/as que gastar dinero. Esta actitud refleja la apreciación que el gobierno tiene de nosotros/as.
Entendemos que el NSS, que se ha debilitado en los últimos años, ya que existe una escasez terrible en médicos, enfermeras y material de salud también mucho antes de la pandemia, se pone en prueba en estas condiciones muy difíciles. Escuchamos los llamamientos de los médicos para reclutamientos y las medidas de protección inexistentes. Sabemos de los médicos que se infectan uno tras otro por el coronavirus porque no hay medidas de protección. Sabemos que las pruebas del coronavirus son escasas y que los/as enfermos/as en sus hogares no pueden ir a los hospitales y ser examinados si no tienen síntomas graves. En las condiciones actuales, si los/as presos/as están infectados por el virus, su destino está predeterminado. Creemos que vamos a vivir un total abandono y tendrá suerte el que sobreviva. En el caso de que las cárceles estén infectadas por el virus, cerrarán las celdas y los compartimientos, impidiendo que salgamos.”[5]
25 de marzo: Las movilizaciones de presos parecen traer los primeros resultados. Según el acto legislativo: «Se liberan todos los presos que tienen un resto de 12 meses de la totalidad de su pena. Se liberan los presos que han sido condenados hasta 5 años de prisión y con sentencia de 5 años (es decir, por un delito grave con esta pena) si han cumplido 1/20 de la condena para casi todos los delitos, como por ejemplo: fiscales, financieros, robos, drogas ligeras, etc. Se liberan también todos los presos por delitos y sanciones similares, mayores de 65 años, siempre que hayan cumplido 1/30 de su condena.»[6]
26 de marzo: Movilización en las cárceles de Chania: “Los presos en Chania (en todas las alas excepto la A) se negaron a entrar a sus celdas para el recuento y el recogimiento de mediodía, pidiendo al Servicio Penitenciario que tomara medidas de protección para protegerlos de covid-19, como proporcionar guantes y máscaras. El Servicio Penitenciario a su vez amenaza con redadas de la EKAM (Unidad Especial de Represión Antiterrorista).”[7]
27 de marzo: Movilización también en la cárcel de Agios Stefanos, Patras.
31 de marzo: Carta de los presos de Larisa al ministerio solicitando la descongestión de las cárceles.
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Sexto acto
“Los ejecutados: Nosotros los ejecutados no empezamos por accidente. Lo que queríamos estaba más allá de nuestras vidas mortales. Y decidimos definirla hasta el final. ¿Qué nos podrían hacer? Sólo nos llevarían una vida. Habíamos vivido mil. Así que nos pusimos de pie y nos negamos a que nos venden los ojos.”[8]
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Séptimo acto
9 de abril de 2020. Motín en la cárcel de mujeres de Eleonas, Tebas. Según el comunicado publicado:
“Hoy, 9 de abril, la presa Azizel Deniroglu murió en su celda, sin apoyo ninguno, por presentar problemas cardíacos y fiebre alta. Toda la noche suplicaba por ayuda, tenía dolores en el pecho y no podía respirar. Según los testimonios, no le han medido de temperatura y desconocemos las causas reales de su muerte. La funcionaria responsable del turno la amenazó con un informe, porque le molestaba. El trágico incidente tuvo lugar en el ala 5, donde están amontonadas unas 120 personas, las presas se rebelaron y el movimiento se extendió a toda la prisión.
Otra presa murió hace un mes. La indiferencia criminal hacia las presas y su salud tiene como resultado que muchas de ellas acaban como si fueran condenadas a muerte. El gobierno y el Ministerio son responsables. Exigimos la liberación inmediata de pacientes, de madres con sus hijos y de personas mayores, que se consideran grupos vulnerables, es decir, un total de 1/3 de las presas. ¡No volveremos a nuestras celdas hasta el final!”[9]
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Octavo acto
“Selim Zerolari murió hoy al amanecer en el ala H de la Cárcel Malandrino debido a una inflamación en su diente. Tenía 37 años y era padre de 5 hijos. […] Estos incidentes muestran lo poco preparados que están los centros penitenciarios para manejar un incidente dental. Imaginad un caso de coronavirus”.
20 de abril de 2020. Red de Solidaridad a los Presos.[10]
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Noveno acto
10 de abril de 2020. Comunicado sobre la situación en Larisa:
“El miércoles 8 de abril, entregamos más de 800 máscaras de tela esterilizadas y con instrucciones de uso a la cárcel de Larisa como señal de solidaridad práctica con los presos excluidos. La acción se organizó en colaboración con la asociación autogestionada de deporte ‘Marinos Antipas’ y los/as solidarios/as. Dos días después supimos que las máscaras no habían sido entregadas a los presos por orden del jefe de policía y que permanecen sin uso en la oficina del médico de la prisión bajo la excusa que serían la ‘materia prima’ utilizada en un posible motín por los presos, para cubrir sus rostros (eso resulta impertinente ya que las caras se pueden ocultar con cualquier cosa) y que se repartirán si hay un caso sospechoso de COVID-19.
En este momento que ya contamos con una presa muerta en la prisión de Tebas, probablemente por el virus, la administración y el servicio de salud de la prisión de Larissa, se niegan a distribuir las máscaras a los que están encerrados en sus celdas. Todo lo que tenemos que decir es que la «materia prima» de una posible rebelión son las condiciones inhumanas de detención y gestión de presos/as, para quienes no está garantizada ni siquiera la única medida preventiva contra el virus, incluso bajo las condiciones de cuarentena mundial y del supuesto «estado del bienestar» contra la epidemia.”[11]
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Décimo acto
10 de abril de 2020. Comunicado sobre la violenta invasión de la MAT (Unidad de Restauración de Orden) en la prisión después de la rebelión:
«La muerte de nuestra compañera Deniroglu Azizel fue un factor catalizador y condujo al motín de las presas. La respuesta del ministerio y del servicio penitenciario fue la violencia y la represión de la movilización. La respuesta a la muerte de nuestra compañera y el cachondeo por parte del ministerio que, aunque promete descongestionar las cárceles, no lo hace, fue la violencia brutal. Las MAT destruyeron equipamiento de la prisión, persiguieron y golpearon a las mujeres. Una presa con epilepsia que recibe medicamentos fuertes fue golpeada en la cabeza y en todo su cuerpo por las MAT mientras la arrastraban tirándola a su celda como si fuera basura, golpeándola e insultándola. En el momento de la invasión de las MAT, el motín ya había terminado. Es la primera vez en la historia de las luchas penitenciarias que se ordena una invasión de MAT para reprimir violentamente una protesta pacífica. Esta es una página negra para el gobierno, el ministerio y el servicio penitenciario.
Esta mañana la prisión permaneció cerrada hasta las 10:00, los patios no se abrieron mientras muchas presas fueron llamadas por el fiscal. Allí, cada una a su manera desarrolló sus argumentos. El punto en común en todos los comentarios fue la muerte de nuestra compañera y la descongestión de las cárceles. Es inaceptable que nos amenacen con medidas disciplinarias, con que no se liberaran las que están a punto de acabar su pena cuando una presa ya murió en la cárcel, otra murió hace un mes, las enfermas por coronavirus no se transportan al hospital y no se descongestionen las prisiones para que al menos salgan los grupos vulnerables. En cuanto a la rebelión, los culpables morales son el gobierno, el ministerio y el servicio, ya que son responsables de las causas que la incentivó.»[12]
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Último acto
En el momento de redacción de este texto, 17 de mayo de 2020, todavía no se ha implantado la resolución del acto legislativo del 25 de marzo.
En el territorio urbano griego existen actualmente miles de personas amontonadas en zonas remotas cercadas, islas que emergieron a la superficie con rejas altas, como si fuera por defecto para que no se les escapara la miseria y afectara al archipiélago urbano de la “normalidad” que habitamos. Presos y presas con sus niños para quienes la celda se ha vuelto casa, familias enteras de refugiados e de infantes no acompañados en los campamentos hotspot que intentan sobrevivir en ese gran mar de la Burocracia.
Existen, sin embargo, algunas iniciativas de apoyo y visibilización de la vida encarcelada que toman la molestia de organizarse, luchar y hacer llegar un mensaje resonante a los reclusos y reclusas, recordándoles de que no son olvidados de todo.
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[1] BERGER, John (2011): “Fellow Prisoners”, disponible en https://www.guernicamag.com/john_berger_7_15_11/ y https://www.youtube.com/watch?v=O13oDMvR02Q, visitado el 16 de mayo de 2020.
[2] Extracto del discurso del preso G.D. en la “Publicación de acción sobre los presos luchadores”, Tesalónica, noviembre de 2007: pp. 12.
[3] Fuente: https://www.pressenza.com/el/2020/03/keimeno-twn-kratoumenwn-fulakwn-korudallou/.
[4] Entrevista con Mary Zygoyri sobre su proyecto artístico en colaboración con algunos de los presos y presas de la cárcel Diavata, en Atenas. Su trabajo, entre otros temas, aborda cuestiones de exclusión, identidad, sistemas de poder, censura y vigilancia (Fuente: https://ipop.gr/sunenteuxi/i-anatreptiki-eikastikos-mairi-zygoyri-mas-leei-mia-istoria/?fbclid=IwAR0EtUYC9gfu_WIenSWRuiH4BmD7zyjqrH48ZX31NYNch9wi34ZCzWGEjtw).
[5] Fuente: https://www.alfavita.gr/koinonia/316035_kinitopoiisi-ton-gynaikon-kratoymenon-stis-fylakes-korydalloy-gia-tin-amesi.
[6] Fuente: https://www.pio.gov.cy/ανακοινωθέντα-άρθρο.html?id=13010#flat.
[7] Red de Solidaridad a los Presos. Según consta en el sitio web: “La página ha sido creada por los reclusos y es administrada por ellos para resaltar cómo viven los esclavos modernos”.
[8] KOROVESIS, Periklis, Colaterales pérdidas diarias, Atenas: Oi ekdoseis ton sintakton.
[9] Fuente: https://anarchypress.wordpress.com/2020/04/27/φυλακές-πειθαρχικά-μεταγωγές-καταστ/.
[10] Fuente: https://www.alterthess.gr/content/diktyo-allileggyis-kratoymenon-nekros-apo-flegmoni-sto-donti-stis-fylakes-malandrinoy.
[11] Fuente: https://antigeitonies3.blogspot.com/2020/04/blog-post_165.html.
[12] Fuente: http://artinews.gr/φυλακές-ελεώνα-θήβας-καταγγελία-για-ξυλοδαρμούς-από-τα-ματ.html.
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Nota sobre la autora
Antigoni Geronta. Arquitecta (AUTH, 2009) y doctora en Teoría e Historia de la Arquitectura (ETSAB-UPC, 2019). Es socia fundadora de AntiArq, asociación enfocada al conocimiento y prácticas interdisciplinares entre la antropología y la arquitectura. Forma parte del OACU (Observatori Antropologia del Conflicte Urbà) asociado al GRECS (Grup de Recerca en Exclusió i Control Socials) de la Universidad de Barcelona.
Para citar este artículo: Antigoni Geronta. El archipiélago urbano de los «olvidados». Diez actos sobre el pensamiento libre en las cárceles griegas. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.3 núm. 13 Derecho a la ciudad. A Coruña: Crítica Urbana, julio 2020. |