Por Assemblea No Mat Girona|
CRÍTICA URBANA N.8
|
La “línea de muy alta tensión” (en adelante nos referiremos a ella con sus siglas, MAT) es parte de todo un entramado de líneas de transporte de energía eléctrica con la que, en los años 80, la Unión Europea pretendía “interconectar las redes de los países de la Unión con el objetivo de consolidar la cohesión entre las regiones transfronterizas y aumentar la eficiencia de aquellas”.
La “línea de muy alta tensión” (en adelante nos referiremos a ella con sus siglas, MAT) es parte de todo un entramado de líneas de transporte de energía eléctrica con la que, en los años 80, la Unión Europea pretendía “interconectar las redes de los países de la Unión con el objetivo de consolidar la cohesión entre las regiones transfronterizas y aumentar la eficiencia de aquellas”.
La realidad es que la necesidad de este proyecto surgía desde el gobierno francés para exportar y vender los excedentes de la energía producida en sus centrales nucleares.
Tras varios episodios de estancamiento, y a pesar de la existencia de informes desfavorables, Red Eléctrica de España (REE) asegura que debido a la moratoria en cuanto a la construcción de nuevas centrales nucleares y el fuerte crecimiento de la demanda del consumo energético (en torno al 5% anual) hacían necesaria la construcción de una nueva línea. Esta última fue una consideración que caló hondo en el argumentario de los partidarios para presionar a la sociedad, especialmente con la futura inauguración en España de parte de una red de trenes de alta velocidad (AVE) entre los dos estados a la vista. En estos inicios, los detractores no sólo criticaron el modelo energético que sustenta esta infraestructura, sino que también alertaron sobre el impacto ambiental, paisajístico, social y sobre la salud de las personas[1].
La lucha contra la MAT es una más de las que se promueven en defensa del territorio. Vivimos en un mundo en el que desgraciadamente el valor más apreciado es el económico, y muy a menudo nos encontramos que en nombre de negocios y beneficios se permiten abusos (a nivel social, ambiental), normalmente amparados por la “legitimidad” de la legalidad; las instituciones no sólo permiten estos abusos, sino que son en realidad cómplices y los facilitan.
En el caso de la MAT en tierras gironinas, tanto el Ministerio del Interior como la Generalitat de Catalunya han dado todo su apoyo al lobby eléctrico para expandirse e incrementar sus beneficios: en el momento que declararon de utilidad pública el proyecto, protegieron a toda costa la construcción de la línea y usaron toda su maquinaria represiva para desalentar a quienes nos oponíamos.
La lucha contra este megaproyecto en Catalunya tiene mucho recorrido, más de 10 años, ya que una de las principales características de la infraestructura es el fraccionamiento en el tiempo y en el espacio. Dentro de este proceso se han llevado a cabo diferentes estrategias para intentar paralizar la línea: desde contenciosos administrativos, denuncias y recursos (vía más legalista, jugándoles el juego a la Red Eléctrica de España (REE), teniendo en contra las instituciones desde el principio) a una acción más directa y de oposición frontal, en ocasiones en respuesta al desengaño de la vía de diálogo -desigual- con la institución, ya que se acaba viendo que los pactos están firmados de antemano.
En referencia a esta línea de resistencia activa, en el primer tramo del proyecto en Catalunya encontramos la okupación de los bosques en Sant Hilari Sacalm (Girona) entre los años 2009 y 2010. Con un fuerte rechazo a la línea en los pueblos por los que discurriría, y tras un llamamiento a nivel nacional e internacional, se llevó a cabo un asentamiento en el bosque en el justo emplazamiento de una de las torres, con el objetivo de impedir la entrada de maquinaria y evitar de esta manera el avance de las obras. Además, se hicieron diversas acciones para impedir las expropiaciones y dificultar todo el proceso. Todas estas actuaciones acabaron afectando a la ejecución del proyecto, con un retraso de varios meses en la construcción de las torres y con pérdidas económicas importantes para REE. Pero también se saldó con 6 imputados a los cuales se les ha juzgado este pasado 2018 y les piden 40.000€ entre responsabilidad civil y multas.
Hasta varios años después, en el 2012, no se mueven fichas para la ejecución del tramo que uniría la línea con el estado francés. En ese momento, el panorama general es de abatimiento y desgaste importantes en los ánimos de las opositoras a la línea: son años de litigios y recursos sin ningún resultado, con tramos ya ejecutados, con las instituciones -y, esta vez, con los Ayuntamientos también favor del proyecto- y con las triquiñuelas de REE y sus “cuantiosas” indemnizaciones. Especial hincapié debemos hacer en el papel que jugó la Generalitat, comprometiéndose a respetar unas distancias mínimas de la línea con poblaciones y casas aisladas que ayudó a facilitar la resignación general. El resultado es que en el momento de reactivar la oposición, las poblaciones afectadas suman pocas personas. Se organizó, con tal de remover conciencias y reactivar la lucha, para acercarnos a vecinas y/o afectadas para sumarse a una movilización real y ante el inminente inicio de obras, una acampada en una zona afectada por este tramo, en agosto de 2013, que culminó con el asentamiento en una masía abandonada a modo de punto de encuentro permanente, que acabó siendo desalojado. Tras esta experiencia se constituye, a finales de 2013, la Assemblea No a la MAT Girona, con la voluntad de encarar firmemente este proyecto.
Los objetivos de este grupo son los de visibilizar la oposición a la línea (que, a pesar del desánimo, seguía siendo real y compartida por la población), mostrar el “chanchullo” del lobby eléctrico y sus puertas giratorias con la Administración, y abogar por un nuevo modelo energético más viable a largo plazo.
Este espacio fue un lugar de encuentro asambleario, horizontal, y basado en la autoorganización y autogestión. En él nos encontramos vecinas y afectadas, pero también personas con vocación y compromiso por la defensa de tierra y de la justicia social. Así, y delante de los tempos de realización del proyecto, nos fuimos organizando para llevar a cabo diferentes acciones, durante los meses que duraron las obras y hasta la finalización del proyecto: un activista que se enterró en la ubicación exacta de una de las torres, acciones de resistencia pasiva para impedir obras y expropiaciones, manifestaciones, pancartas, charlas, conciertos, rutas por el territorio o documentales.
En el momento álgido de todas estas acciones, que coincidió con el previo inicio de las obras (expropiaciones forzosas) y los primeros meses de éstas, los apoyos nos llegaron de numerosos lugares y conflictos hermanos; con la difusión en los medios de comunicación, la simpatía por las opositoras se hizo palpable, pero no hubo un incremento significativo de personas con ganas para sumarse a la contienda.
Todo el conflicto contra la MAT ha sido una lucha por la dignidad de las personas y en defensa de la tierra (dos aspectos íntimamente ligados), y, en definitiva, una lucha legítima aunque no legal, ya que los aparatos represores del Estado y de la Generalitat se encargaron de intentar frenarla de todas las maneras posibles.
Emprender una lucha de este cariz genera una hermandad entre compañeras, al encarar juntas la organización, los cuidados, la certeza de hacer lo que se debe hacer, y compartirlo con personas valientes con las que trabajas día a día y mano a mano. Pero también por compartir los aspectos más duros de cualquier actuación en contra de las dinámicas del poder: la represión.
Tras los más de 10 años de recorrido, 44 personas han sido acusadas en numerosas causas judiciales; enfrentar un conflicto de resistencia es asumir también la represión y el desgaste tanto personal como colectivo que supone: enfrentarse a penas de cárcel, a cuantiosas indemnizaciones, a la incertidumbre vital en la que se sumergen los imputados; es asumir también las trampas del poder para encontrar cabezas de turco y manipular la realidad en defensa de sus socios económicos (en este caso, Red Eléctrica de España, entre otros), todo intento de disidencia es castigada. Sobre este aspecto más duro de la resistencia, tenéis disponible en las redes el documental “Resistint al lobby: La lluita contra la MAT i la repressió d’un Estat-empresa”[2], realizado por el Grup Antirrepressiu Girona, que os aportará más detalle.
Ante este embate del poder lo único que sigue siendo firme es el apoyo en las compañeras y en el colectivo; y aunque la represión desgasta, quema, y anula, los lazos creados no se rompen, sino que aún se hacen más fuertes.
Foto: Carles Palacio i Berta
_____________
[1] Informe sobre la línea Eléctrica a 400kV-50Hz Sentmenat-Bescanó y Vic-Bescanó” por el Dr. D. José Luis Bardasano Rubio.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=lChqqsKWcIY
|
Nota sobre las autoras
La Assemblea No a la MAT de Girona es un colectivo asambleario y autónomo que se formó en 2013 con la finalidad de hacer frente a la megainfraestructura de la MAT, mediante la acción directa pacífica. Los objetivos, más allá de intentar parar la construcción de la línea, fueron también visibilizar la oposición de la población, denunciar las irregularidades del proyecto, así como las puertas giratorias entre empresas privadas e instituciones públicas. Abogando siempre por un modelo energético respetuoso con la tierra y sus habitantes.
Para citar este artículo: Assemblea no MAT Girona. Alta Tensión en el territorio. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.2 núm.8 Conflictos territoriales II. A Coruña: Crítica Urbana, Septiembre 2019. |