Por Nacho Collado |
CRÍTICA URBANA N. 38 |
En las últimas décadas, y de manera habitual, la acción de los movimientos sociales se ha venido legitimando como la única genuinamente democrática. Aquella que, alejada de las impurezas del ejercicio del poder político, recoge la voluntad popular para arrojarla a la cara de aquellos que nos gobiernan.
Sin embargo, y aunque la proliferación de diferentes luchas particulares se ha mostrado como una forma muy capaz de impugnar, atenuar o confrontar algunas cuestiones del statu quo, no lo han sido tanto a la hora de articular respuestas complejas a problemas complejos.
No ha sido una opinión unívoca. También los ha habido que han cargado de manera descarnada contra las formas de asociacionismo propio de los movimientos sociales. Las críticas han sido, en muchos casos, furibundas y poco constructivas. Aproximaciones esencialistas y, en muchos casos, nostálgicas, han impedido generar debates constructivos. Algunas de las críticas no han sido sino regresiones ortodoxas que miran hacia antiguas organizaciones idealizadas; el retorno a principios de jerarquía, centralización; la priorización de unas opresiones sobre otras; la identificación de estos movimientos con intereses partidistas determinados; y una vuelta a la clásica, y estéril, confusión entre reforma y reformismo.

Mosaico de «individuos» que crean una estructura compleja. Foto: Nacho Collado
Aun con todo, parece que la autorganización popular antagonista continúa acelerándose. El movimiento por la vivienda protagonizó el año pasado movilizaciones históricas. Durante algún momento se llegó a hablar incluso de la posibilidad de un nuevo “15M”. Ahora, la defensa internacionalista de la causa palestina ha generado una convulsión política y social en todo el mundo. También dentro de las fronteras del Estado español. Esta, además, adopta estrategias nuevas. Confederaciones interseccionales, sindicatos de inquilinas o coordinadoras por el derecho a la ciudad, surgen en –y entre– diferentes ciudades. Existe una pulsión clara hacia la articulación, pero hay que preguntarse si esa voluntad será suficiente para superar ciertas dinámicas atomizadoras. Y, además, si se podrá hacer escapando de esas propuestas más nostálgicas que comentábamos antes.
Hoy, al menos en València que es desde donde se escribe este artículo, encontramos una gran diversidad de agentes intermitentes que, desde las zonas urbanas con cierta consolidación, intentan subvertir el statu quo actual. Algunos de ellos lo hacen, además, con cierta voluntad de coordinarse, pero, hasta el momento, sin capacidad para consolidar una articulación real. Estas experiencias son diversas, están cargadas de buenas intenciones y sus objetivos son completamente legítimos y justos. Pero seguramente esto, que es necesario, no sea suficiente.
Para enfrentarnos a un mundo complejo, a un metabolismo holístico, hacen falta planteamientos integrales. La autonomía de las diferentes perspectivas ayuda, y mucho, a abarcar y a crear espacios de resistencia que serían imposibles de otra manera. Pero debemos conjugar la diversidad con la planificación estratégica. Subvertir un sistema injusto, transformar nuestro mundo, crear un horizonte de emancipación requiere más que un sinfín de luchas acumuladas. Requiere de su articulación y de la cooperación de estas. Debemos, lo antes posible, aprender a cooperar, a entretejer el lugar de trabajo con el hogar, interseccionar las miradas. Lucha sindical junto a creación comunitaria. Defensa del territorio y vivienda digna. Soberanía energética e implementación justa. La reforma transformadora y la emancipación social. Hasta entonces nos será imposible imaginar un mundo nuevo.
Nota sobre el autor
Nacho Collado Gosàlvez és advocat, investigador i soci d’El Rogle, Mediació Recerca i Advocacia, una cooperativa valenciana dedicada a la defensa del dret a l’habitatge i a la ciutat. Té Màster de Ciutat i Urbanisme (UOC) i altre en mediació. Estudia filosofia a l’UNED i desenvolupa un doctorat a la Universitat de València. Participa a diversos col·lectius pel dret a la vivenda i a la ciutat, com Entrebarris, a València. El Rogle forma part de l’equip de assessors de Crítica Urbana. https://elrogle.es
Para citar este artículo:
Nacho Collado Articular la acción popular. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 8, núm. 38, Conquistas ciudadanas. A Coruña: Crítica Urbana, diciembre 2025.









