Por Serafina Amoroso; Irene Ros-Martín |
CRÍTICA URBANA N. 34 |
Nuestras ciudades reflejan y perpetúan roles de género que son visibles a través de los patrones de diseño que representan su arquitectura y urbanismo.
La división sexual del trabajo ha influido en el desarrollo del urbanismo moderno pues el estilo de vida tradicional se ha relacionado directamente con la configuración de los entornos. Así, es habitual observar en las ciudades una especialización del uso del espacio -mediante dinámicas de zonificación y gentrificación- y una ‘espacialización’ de ciertos roles basados en el género. Ello, a su vez, ha promovido la segregación espacial entre actividades productivas y reproductivas y ha reforzado la tendencia a la masculinización de los espacios de trabajo y a la feminización de los espacios asociados con las tareas del cuidado. La comprensión de esta realidad permite cuestionar y problematizar las relaciones de poder que la han desencadenado -que hoy en día se siguen manteniendo- y, al mismo tiempo, se convierte en una acción esencial para avanzar hacia entornos espaciales más inclusivos y equitativos.
En constante movimiento
Como ya dijera Lewis Carroll, “en un mundo en movimiento, el que se queda quieto, retrocede”. Desde hace años se están sucediendo cambios a nivel global motivados por la función adaptativa del ser humano. La revolución de género y su lucha por la equidad y la igualdad de oportunidades es sólo uno de los múltiples movimientos que, de forma simultánea, se están produciendo en la sociedad del siglo XXI. La concienciación ambiental, la inclusión de la diversidad, la modificación de los hábitos alimentarios y la transformación digital, entre otros, están influyendo directamente en los patrones de vida del Norte Global. Todo ello, unido a la realidad sociopolítica derivada de la precarización del mercado laboral y la insostenibilidad de los modelos económicos, está conduciendo a una reformulación de la concepción tradicional de la noción de hogar, familia, vivienda y ciudad.
Y entonces, ¿qué hacemos?
Cualquier profesional que trabaje en algún ámbito derivado de las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo debe tener presente la importancia de asegurar el bienestar de las personas en los espacios que habitan. Es nuestra responsabilidad, como agentes conocedores del espacio y sus posibilidades, actuar desde nuestra posición para promover una concepción del espacio justa y adaptada a la diversidad de las personas. Para ello, existen herramientas de trabajo que permiten diagnosticar el entorno construido a fin de conocer su adecuación a los ritmos de vida actuales. Este conocimiento favorece el diseño y realización de propuestas que mejoren las condiciones físicas, ambientales, sensoriales y psicológicas de los espacios que habitamos y, consecuentemente, aseguren el bienestar de todas las personas.
En el mundo académico disponemos de oportunidades en forma de proyectos de investigación que nos permiten no sólo conocer la realidad que nos rodea sino proponer acciones que la mejoren. Desde el Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España se promueven anualmente convocatorias para financiar proyectos relacionados con investigaciones feministas. En el año 2023 se concedió en convocatoria competitiva el Proyecto VIVIDA – De la vivienda a la ciudad: análisis y propuesta feminista para ser desarrollado por un equipo de investigadoras de la Universidad Rey Juan Carlos junto con colegas de otras universidades. El objetivo de VIVIDA es originar una propuesta de actuación, a nivel local y replicable a nivel nacional, en la que se incluya la perspectiva de género para diseñar espacios igualitarios, inclusivos y accesibles en las viviendas, los espacios intermedios y el urbanismo de los municipios. Para ello, estamos desarrollando una investigación y propuesta teórico-práctica de carácter genérico, teniendo como base de estudio y aplicación el municipio de Fuenlabrada (Madrid).
El proyecto VIVIDA
El proyecto VIVIDA aborda una cuestión fundamental en el urbanismo contemporáneo: la integración de la vida cotidiana[1] y las perspectivas de género en la planificación y análisis urbanos. La metodología propuesta busca superar la visión tradicionalmente productivista del urbanismo, que históricamente ha ignorado las actividades de cuidado y mantenimiento de la vida diaria, infravalorando la experiencia personal como si no fuera un dato relevante para el análisis urbano.
En VIVIDA se realiza un análisis mediante la recopilación de información y la propuesta de una estrategia de diseño de la vivienda y su entorno urbano; el análisis de lo ya construido y la propuesta de lo que está por construir. Se trazan dos perspectivas básicas. La primera abarca los barrios construidos en el periodo comprendido entre 1970 y 1985 en Fuenlabrada, años en los que el municipio multiplicó por diez su población (pasó de 18.348 a 119.848 habitantes). Este crecimiento es extrapolable a otros barrios españoles de similares características tipológicas y contextuales. La segunda perspectiva se centra en el estudio de las posibilidades de diseño desde la perspectiva de género que ofrece la construcción de nuevas viviendas y barrios en dicho municipio, que se acometerán en los próximos diez años.
Para ello, VIVIDA está desarrollando un sistema de indicadores que permita analizar y visibilizar las actividades y dinámicas que ocurren en estos espacios, considerando su impacto en la vida cotidiana y su relación con las estructuras espaciales y temporales.
Estos indicadores[2] abarcan diversas dimensiones (física, social, cultural, política, económica, etc.) que reflejan la complejidad de la vida urbana y los desafíos específicos que enfrentan las mujeres en la ciudad. Por ejemplo, la dimensión física considera la accesibilidad y la infraestructura, esenciales para garantizar que las personas puedan moverse libremente y sin barreras. La dimensión social examina la interacción entre las personas y cómo los espacios públicos facilitan o limitan estas interacciones. La seguridad urbana es otra área crítica, ya que las preocupaciones sobre la seguridad pueden restringir significativamente la movilidad de las mujeres. La igualdad en el acceso y uso del espacio público durante la noche, por ejemplo, es un aspecto crucial para promover la inclusión de las mujeres en la vida urbana. La mejora de la seguridad de las mujeres en la ciudad es un indicador clave del bienestar general de la comunidad, ya que tiene un impacto positivo en la calidad de vida de toda la población.
La disciplina arquitectónica tiene una especial capacidad de actuación, por su transversalidad de escalas y posibles áreas de trabajo, lo que favorece la aplicación práctica de la investigación teórica. Precisamente por esta razón, VIVIDA, analizando a la vez tres distintas escalas (la urbana, la ‘interbloque’ y la arquitectónica) y diseñando un sistema de indicadores consecuente con este enfoque, pretende visibilizar las actividades y dinámicas que tienen lugar en estos espacios y sus mutuas relaciones con las características espaciotemporales que los configuran
El estudio se ha basado en un enfoque tanto teórico como empírico. La revisión de la bibliografía ha proporcionado una base sólida para entender las teorías y principios que han guiado la incorporación de la perspectiva de género en las prácticas urbanas. El análisis crítico de una serie de casos de estudio ha permitido identificar tanto los logros como las áreas de mejora. La evaluación empírica, por su parte, ha aportado una perspectiva realista y contextualizada de la situación. Se han diseñado una serie de indicadores urbanos, que en una primera fase han reflejado el estado del arte en la materia y se han construido sobre la base de indicadores extrapolados de estudios de caso ya realizados.
La adopción de metodologías tanto cuantitativas como cualitativas está permitiendo una comprensión más rica y matizada de la vida urbana. En este sentido, la observación participante ha ofrecido una visión desde dentro de cómo se utilizan realmente los espacios urbanos, lo que ha revelado no solo discrepancias entre el uso previsto y el real, sino también entre valoraciones objetivas y percepciones de los/las residentes que los viven y utilizan a diario. Las dinámicas participativas y los cuestionarios de análisis han permitido recoger la experiencia cotidiana de las personas, asegurando que sus voces y necesidades se tuvieran en cuenta, para transformarla en datos útiles para la investigación. Las entrevistas semiestructuradas con usuarios/as han proporcionado una variedad de perspectivas que han resultado ser esenciales para una comprensión más holística del contexto analizado. Estas técnicas cualitativas, combinadas con datos cuantitativos, han ofrecido una imagen completa y detallada de la realidad, puesto que el urbanismo no es solo una cuestión técnica, sino también social y política, y su estudio debe reflejar esta complejidad.
Concluyendo, el proyecto VIVIDA pretende ofrecer un avance significativo en el campo de la investigación teórico-práctica, proporcionando una nueva lente a través de la cual se pueden examinar y comprender las dinámicas urbanas de los barrios analizados. La propuesta, sin embargo, intenta afinar una metodología que se pueda replicar en otros contextos y que no solo tenga el potencial de influir en futuras investigaciones académicas, sino que también pueda servir como una herramienta valiosa para los/las técnicos/as y profesionales del urbanismo que buscan diseñar ciudades más habitables y justas.
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Notas
[1] Utilizadas por primera vez en el contexto escandinavo a principios de los años ochenta (Horelli y Vepsa, 1984), los conceptos de ‘nueva vida cotidiana’ y de ‘infraestructura para la vida cotidiana’ representan dos herramientas fundamentales para desactivar el pensamiento hegemónico en el ámbito de la arquitectura y del urbanismo. Tal y como indica Inés Sánchez de Madariaga (2004, 102), situándose en la intersección entre estudios de género y prácticas urbanísticas, estos términos poseen la capacidad de enfocar de manera precisa y operativa otras dos nociones, a veces abusadas o empleadas de manera excesivamente genérica: las de sostenibilidad y calidad de la vida. Para profundizar en estos temas, véase: Sánchez de Madariaga, I. (2018). Infraestructuras para la vida cotidiana y la calidad de vida. Ciudades, (08), 101–133. https://doi.org/10.24197/ciudades.08.2004.101-133.
[2] La experiencia en el uso de indicadores urbanos cuenta con una larga trayectoria. Desde una perspectiva de género y feminista, cabe señalar los desarrollados por CISCSA – CENTRO DE INTERCAMBIO Y SERVICIOS PARA EL CONO SUR ARGENTINA (ONG fundada en 1985 y enfocada en la visibilidad de los derechos de las mujeres y en la defensa del derecho a la ciudad), y los “Indicadores urbanos espaciales para la evaluación de los espacios cotidianos desde la perspectiva de género”, foco del proyecto subvencionado por el Institut Català de les dones en 2010-2011 y desarrollado por Adriana Ciocoletto, como investigadora principal, junto con Blanca Gutiérrez Valdivia y Zaida Muxí.
Nota sobre las autoras
Serafina Amoroso es Arquitecta Superior (Università degli Studi di Firenze, 2001), Doctora (Università Mediterranea di Reggio Calabria, 2006), Máster en Proyectos Arquitectónicos Avanzados (ETSAM, 2012), Máster en Investigación aplicada en estudios feministas, de género y ciudadanía (Universidad Jaume I, 2016). Sus principales líneas de investigación se han ido afinando a lo largo de los años, hasta centrarse recientemente en los enfoques de género y sus relaciones con el espacio (urbano y arquitectónico) y las prácticas pedagógicas. Desde septiembre de 2022, es Profesora Ayudante Doctora en el Área de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela de Ingeniería de Fuenlabrada (EIF) de la Universidad Rey Juan Carlos, Fuenlabrada, Madrid.
Irene Ros-Martín es Arquitecta Técnica (Universidad Politécnica de Madrid, 2006), Ingeniera de la Edificación (Universidad Camilo José Cela, 2011), Máster en Rehabilitación y Recuperación de Edificios (Universidad Alfonso X El Sabio, 2010), Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria, Bachillerato y Enseñanza de Idiomas (Universidad Rey Juan Carlos, 2012) y doctora (Universidad Rey Juan Carlos, 2022). Actualmente es Profesora Ayudante Doctora en el Grado en Fundamentos de la Arquitectura de la Universidad Rey Juan Carlos.
Para citar este artículo:
Serafina Amoroso; Irene Ros-Martín. VIVIDA. Para mejorar la vida en la ciudad. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 7, núm. 34, Más allá del pensamiento hegemónico. A Coruña: Crítica Urbana, diciembre 2024.