Por Darío Azzellini |
CRÍTICA URBANA N. 35 |
Después de que Hugo Chávez ganó por primera vez la presidencia en 1999, el gobierno venezolano comenzó a promover la democratización de la administración y propiedad de los medios de producción. Con el tiempo, las prácticas incluyeron la promoción de cooperativas, varios modelos de cogestión, Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (ERT), nacionalizaciones bajo control estatal, control obrero y cooperativas comunitarias.
Durante los primeros años de la presidencia de Chávez la oposición intentó tumbar el gobierno por medio de un golpe militar, de lockouts patronales y de protestas violentas. Los trabajadores de docenas de pequeñas y medianas empresas ocuparon sus lugares de trabajo, exigiendo el pago de los salarios adeudados o impidiendo el cierre. La crisis política y económica llevó a que trabajadores siguieran tomando empresas privadas y públicas ineficientes para producir bajo control obrero. Al principio, el gobierno no intervino. Fue solamente en 2005, tras declarar una orientación socialista, que comenzó a tratar las tomas de empresas como una cuestión política y empezó las expropiaciones, principalmente como resultado de la presión ejercida por las tomas y movilizaciones de los trabajadores.

La comuna socialista El Panal, en el barrio 23 de enero. Se ve el cuartel de San Carlos y los bloques habitacionales. Foto: Darío Azzallini, 2008.
En varias fábricas estatales surgieron consejos obreros socialistas y se formó un movimiento por el control obrero. Chávez apoyó y promovió las iniciativas. En abril de 2012 Chávez promulgó la Ley Orgánica del Trabajo y los Trabajadores (LOTT). El artículo 149 otorga a los trabajadores el derecho de gestionar una empresa que sea liquidada fraudulentamente por el propietario. La creación de consejos de trabajadores, sin embargo, encontró una feroz oposición en gran parte del gobierno. Los intentos de introducir el control obrero en empresas e instituciones públicas y en ex empresas privadas nacionalizadas fueron bloqueados o cooptados. Algunas ERT resistieron la presión del Estado y también siguen ocurriendo nuevas tomas. Las ERT que mantienen un control obrero completo operan bajo una variedad de figuras legales. Las tomas exitosas de empresas, especialmente desde 2015, son a menudo una iniciativa conjunta de trabajadores y comunas.
Ese es el caso de la antigua fábrica de cerveza brasileña Brahma en Barquisimeto, estado de Lara, que, desde la mitad de los años 90, producía cerveza para la transnacional AmBev. En 2013 AmBev incurrió en el cierre fraudulento de la planta y despidió 245 trabajadores, cuando la línea de producción estaba trabajando al 95% de su capacidad. AmBev mantuvo la planta inmovilizada argumentando que no había materia prima, mientras los trabajadores pidieron expropiarla ya que había más de 7,500 toneladas de cereales en almacenes. Treinta de sus trabajadores la ocuparon y comenzaron a administrarla junto con la Comuna José Pío Tamayo. Comenzaron a distribuir agua filtrada de pozo profundo, establecieron un lavadero de autos y abrieron un punto de venta de pollos suministrados por la cercana ERT Beneagro. En 2014, fundaron la Empresa de Propiedad Social Comunitaria (EPSC) Proletarios Uníos. La EPSC enfrentó varios intentos de desalojo por parte de las autoridades del gobierno regional opositor y también ha sido saboteada por instituciones del Estado. Cuando los directivos de la empresa huyeron del país en 2016, los trabajadores, junto a la comuna, tomaron el control total de la empresa e iniciaron con éxito la producción industrial de alimentos para animales.
La comuna es una forma no representativa de autogobierno local basada en asambleas con participación general. Debajo de las comunas hay los consejos comunales y arriba de las comunas las ciudades comunales. El modelo surgió a partir del 2005, desarrollado en base a diferentes experiencias de autogobierno local desde que Chávez llegó a la presidencia. Las estructuras son paralelas al sistema representativo institucional pero no corresponden a los espacios político-administrativos (absolutos) existentes. El autogobierno local refleja el espacio socio-cultural-económico (relacional). El territorio autodeterminado puede hasta cruzar fronteras municipales o estatales. A principios de 2024 había unos 49 000 consejos comunales registrados oficialmente (el 72,5 por ciento estaban al día con sus elecciones), de los cuales el 61,2 por ciento formaban parte de alguna de las 3.641 comunas registradas. Las empresas comunales surgieron también desde las comunas ya que muchas de las cooperativas que se formaron no correspondían a las prioridades de la población. En las EPSC es la comunidad quien decide.

El bloque 19 en el barrio 23 de Enero. Foto: Darío Azzallini, 2011.
Proletarios Uníos tiene ahora 48 trabajadores que trabajan turnos de 8 horas. La planta produce principalmente alimento para pollos, cerdos y lechones en base a soja y maíz comprados en el mercado regional. Los alimentos se venden a precios solidarios y en cambio se pide que los productores abastezcan a la comuna de carne a precios solidarios. Motivada por los desabastecimientos durante la pandemia, la comuna compró una finca y animales, además construyó dos invernaderos para verduras. La comuna adquirió también 44 camiones cisterna con los cuales distribuye, sin costo, el agua potable que tiene a escuelas, instituciones y otras comunidades.
Anteriormente, la empresa AmBev obligaba a los obreros a cubrir turnos ilegales de 12 hasta 24 horas pagando malos salarios y despidiendo los que no cumplían. Y a diferencia de antes, hoy la empresa proporciona a los trabajadores todo el equipo y materiales de trabajo necesarios para cumplir con la seguridad laboral. Los trabajadores son pagados semanalmente y todos reciben el mismo sueldo. Cómo emplear los excedentes es decidido por la comunidad, mientras en la empresa los trabajadores eligen una junta administrativa de 12 personas. La comuna decidió también que en las empresas debería haber formación política, ya que se considera importante que los trabajadores estén formados política e ideológicamente.
Muchas comunas forman empresas comunales desarrollando ciclos productivos para abastecer las comunidades y no el mercado. Un ejemplo en el contexto urbano es la Comuna Socialista El Panal, en el centro del 23 de Enero, uno de los barrios populares en los cerros del valle de Caracas. El nombre recuerda la fecha del levantamiento que tumbó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958. El dictador había encargado allí mismo la construcción de 38 bloques habitacionales de entre 150 y 450 apartamentos y de 15 pisos. Cuando Pérez Jiménez tuvo que renunciar, los apartamentos de la obra de urbanismo moderno ideada por un equipo de arquitectos bajo Carlos Raúl Villanueva todavía no estaban adjudicados. Casi la mitad de las más de 9 100 unidades habitacionales fueron ocupadas. Las áreas verdes entre los bloques fueron invadidas para construir casas. El espíritu rebelde se ha mantenido y hasta reforzado a través de las décadas.
El Panal, con unos 14 000 habitantes en más o menos 10 hectáreas, es territorio del colectivo guevarista Fuerza Patriotica Alexis Vive (FPAV). Los sábados hay mercado con una organización campesina amiga que lleva sus productos directamente al barrio. Después hay parrilla frente a la panadería comunal. La panadería fue la primera cooperativa comunal de la comuna. En 2012 la comuna recibió financiamiento del Estado para construir una fábrica textil con la capacidad de producir casi dos millones de prendas anuales, y se concentró primero en uniformes escolares. Otro financiamiento le permitió a la comuna construir tanques y producir tilapia para la comunidad. Además, la comuna tiene una planta para empacar azúcar y hasta tiene un poco de ganado en las afueras de Caracas. En total hay unas 40 personas trabajando en empresas de la comuna. La comuna decide el rumbo general de las empresas mientras su funcionamiento está regulado por asambleas de trabajadores.
La comuna como espacio de autogobierno democrático corresponde al marco de la imaginación alternativa de muchos movimientos populares en Venezuela, al igual que el control obrero-comunitario de los medios de producción. Esas iniciativas apuntan a una transformación estructural y a la superación del modo de producción capitalista. El expresidente Chávez se alineó con esta visión, el bolivarianismo gubernamental en general no. El control obrero desapareció del discurso gubernamental poco después de la muerte de Chávez en 2013. La mayoría de las ERT, que deberían estar autogestionadas por sus trabajadores, con el tiempo pasaron a estar controladas por el Estado.
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Para saber más:
Azzellini, Dario. O movimento autogestionário mundial: uma perspectiva marxista. São Paulo, Brazil: Editora Lutas anticapital.
Azzellini, Dario (2018). Communes and Workers’ Control in Venezuela: Building 21st Century Socialism from Below. Chicago: Haymarket.
Azzellini, Dario; Ness, Immanuel (2021). Poder Obrero. Autogestión y control obrero desde La Comuna hasta el presente. Buenos Aires: Editorial El Colectivo.
Nota sobre el autor
Darío Azzellini, doctor en ciencias políticas y en sociología, profesor visitante de la Universidad de Cornell (Ithaca, EEUU). Su investigación se centra en trabajo, movimientos populares, autogestión y economía política. Ha publicado más de 20 libros, 11 documentales y más de 120 artículos y capítulos académicos. Más información: www.azzellini.net. Contacto: dnapress@gmx.net
Para citar este artículo:
Darío Azzellini. Comunas y empresas recuperadas en Venezuela. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 8, núm. 35, Producción fabril para la producción de la vida. A Coruña: Crítica Urbana, marzo 2025.