Por Joan Deulofeu y Quim Bonastra (MITO COLLECTIVE) |
CRÍTICA URBANA N. 33 |
La memoria es un ensamblaje complejo de prácticas, objetos, temporalidades, negociaciones, experiencias y percepciones que se ve continuamente desafiada por la abrumadora cantidad de estímulos e información de nuestra era.
En nuestra investigación artística sobre este fenómeno, desde MITO Collective hemos desarrollado dos instalaciones: MITO#12 MONUMENT (fig.1) y MITO#16 MEMORY (fig.2). Estas dos obras proponen reflexiones y problematizan las maneras contemporáneas de generar y preservar las memorias. Para ello se enfocan, respectivamente, en dos aspectos fundamentales: la exploración de nuevas metodologías para la creación de monumentos actuales y la generación de espacios introspectivos donde podamos examinar cómo formamos recuerdos y memoria en un presente saturado de estímulos, información e imágenes, que dificulta la comprensión y fijación de nuestras experiencias vividas.
Antes de empezar: ¿qué son y cómo surgen MONUMENT y MEMORY?
Las dos instalaciones de las que estamos hablando nos invitan a reconsiderar cómo construimos memoria en la actualidad. Estos proyectos nacieron con un año de diferencia para responder a retos planteados por la comisaria Irma Secanell.
MONUMENT fue seleccionada en 2022 como instalación para el festival FORMA, un evento de arte contemporáneo en espacios públicos organizado por la ciudad de Balaguer bajo la dirección de Secanell. La buena recepción de MONUMENT propició el encargo de MEMORY, que se presentó el año siguiente en el mismo contexto, dentro del marco de FORMA Singular.
MONUMENT es una instalación site-specific para el Passeig de l’Estació de Balaguer, la rambla central de la ciudad. En ella, MITO instaló, en la plataforma peatonal del centro de la rambla, 23 lonas de 2×1,5m. En cada una de estas lonas se leía, un lema de una lucha de una minoría, de una lucha sofocada por el poder o de cualquier lucha para hacer el mundo mejor: desde las sufragistas estadounidenses a las luchas del Black Lives Matter, pasando por el 15M, las primaveras árabes, Mayo’68, las revueltas de Hong Kong, las luchas por derechos LGTBIQ+… Todos estos lemas se leían traducidos al catalán y sin identificar la lucha de la que procedían. Así se construía un antimonumento que contradecía las propiedades que consideramos necesitan tener los monumentos para ser funcionales y sobre los que volveremos más adelante.
MEMORY, por otro lado, es una instalación digital interactiva en la que el usuario se encuentra delante de dos pantallas que le bombardean, una con una mezcla de imágenes de la cultura pop locales y globales, y otra con palabras, a razón de más de 10 estímulos por segundo en cada pantalla. Tanto las imágenes como las palabras se muestran manera azarosa e independiente, mezcladas por un software desarrollado ad hoc. También encuentra delante de él una peana blanca con un pulsador rojo iluminado y una pequeña apertura frontal. Así, cuando el usuario aprieta el botón rojo, las pantallas se paran durante 3 segundos, y una impresora instalada en la peana, entrega un tique donde queda registrada la fecha y hora en la que fue pulsado el botón y la imagen y la palabra que quedaron congeladas, regalando al participante un recuerdo único de ese encuentro que este tendrá que llenar de significado.
Los dos proyectos –aunque toman objetos de reflexión ligeramente distintos y tienen formalizaciones radicalmente diferenciadas– nacen para la misma ciudad y con un mismo cometido, pensar sobre la memoria a través del arte. La apuesta que hemos hecho desde MITO Collective ha sido salir de la habitual revisión sobre qué memorias tenemos y como las vivimos para llevar esta reflexión a la actualidad y pensar en cómo se pueden conformar las memorias en la actualidad.
Para ello, repasaremos cómo estas dos instalaciones abordan los tres rasgos que nuestra investigación sitúa en el centro de la configuración de memorias públicas y compartidas: (1) La pureza, entendida como el mantener la conmemoración o la reivindicación sin mezcla; (2) la parcialidad, vista desde la idea que estas memorias se construyen desde una mayoría hegemónica que no considera a los colectivos minorizados; y, por último, (3) la simplicidad, entendida como el transmitir un mensaje fácil y sin matices.
La participación como elemento esencial: Deshacer la pureza
Como hemos mencionado, la pureza es la intención de mantener aquello recordado de manera aislada y unívoca, sin posibilidad de que existan otras narraciones alrededor de aquello recordado. Preservarlo como algo digno por sí solo, independientemente de su contexto o del contexto actual.
Tanto MONUMENT como MEMORY utilizan la misma estrategia para deshacer esta pureza: implicar al espectador/participante en el tejer los posibles significados que puedan emerger. En MONUMENT, esta participación se articula desde dos decisiones claves en la instalación. La primera es la longitud de esta: las 23 pancartas se extendían a lo largo de la mitad del paseo, dejando en medio distintos cruces de calles. Así, mucha gente vio la instalación fragmentada, o la abandonó, generando lecturas parciales, desordenadas y con distintos grados de atención (fig. 3). Esta característica se suma a la anonimización y la buscada ambigüedad de los mensajes, que permitía que estos se vincularan entre ellos de manera directa sin buscar autorías externas o que se vincularan a movimientos y luchas que no se consideraron en la instalación.
MEMORY lucha contra la pureza y despliega esta implicación del espectador generando combinaciones aleatorias entre palabra e imagen que no tienen, a priori, un mensaje definido. El participante es el encargado de llenar ese vacío, esos significantes que juntos tienen una nueva potencia que necesita ser tejida por una voz que la dote de una memoria particular y única, fruto del encuentro entre la imagen, la palabra, la persona y el momento. La pureza se rompe al no haber un mensaje que enviar, al dejar espacio al significado que llega del usuario.
Considerar la diversidad y las múltiples interseccionalidades: Deshacer la parcialidad
La parcialidad de la memoria, la construcción del discurso de recuerdo y memoria desde una posición hegemónica y aparentemente mayoritaria deja fuera mucha gente que no se siente partícipe de ese discurso y que no encuentra lugares donde se recojan las suyas. Así, deshacerla significa incluir a aquellos que quedan fuera de la hegemonía, fuera de la mayoría, pero también forman parte de la ciudadanía, parte bastante numerosa si se consideran en conjunto todos los grupos minorizados.
MONUMENT aborda la tarea de deshacer la parcialidad de los monumentos de manera muy directa: abrazando la interseccionalidad. Las pancartas agrupaban luchas bajo una misma instalación y permitían revisitarlas y recordarlas. A la vez, al estar anonimizadas, permitían que otras luchas que los visitantes llevaran consigo pudieran adscribirse a los lemas. Así, sumando la acumulación a la anonimización se generaba una mezcolanza que permite escapar de la parcialidad de los monumentos tradicionales.
Al funcionar con una lógica de combinación aleatoria, MEMORY no discrimina entre las imágenes y palabras que selecciona. Esto puede incluir y dar visibilidad a figuras y eventos que tradicionalmente han sido marginados en la memoria pública. La aleatoriedad permite que surjan narrativas alternativas y minoritarias que de otro modo no tendrían espacio en una memoria colectiva dominada por una visión hegemónica. Así, al incluir imágenes y palabras de distintos contextos, MEMORY democratiza el proceso de construcción de la memoria, haciendo visible la diversidad de experiencias y voces.
Añadir capas, posibilidades y movimientos: Deshacer la simplicidad
El mensaje de los discursos de memoria que compartimos es sencillo y claro, sin espacio para matices. Esta claridad favorece a quienes han establecido ese discurso como parte de la memoria compartida. Sin embargo, implica que muchos matices y posibilidades de vincularse a los discursos, ya sea a favor o en contra, se pierdan, eliminando la posibilidad de contestación o discusión.
Para ir más allá de esta simplicidad y generar espacios de memoria que permitan la complejidad, los matices y la discusión, MONUMENT y MEMORY proponen dos posibilidades:
MONUMENT pretende, gracias a la interseccionalidad de las luchas que comprende, la necesidad de desplazarse y la dificultad para reconocer las luchas de las que proceden, permitir la mezcla, el giro hacia hacer discursos más llenos de matices, de pliegues y posibilidades que permiten a los lectores construir discursos propios complejos, oponiéndose a la simplicidad de los monumentos tradicionales.
Por su lado, MEMORY rompe con la simplicidad al generar combinaciones que pueden ser interpretadas de múltiples maneras y que no siempre tienen un mensaje claro (fig.3). Las asociaciones inesperadas o incongruentes entre imágenes y palabras invitan a los espectadores a reflexionar más profundamente sobre conexiones y significados posibles, introduciendo complejidades que desafían las narrativas simples y directas. Esto puede llevar a una experiencia de memoria más rica y multifacética, donde el espectador debe hacer un esfuerzo interpretativo mayor para entender las nuevas asociaciones.
A modo de conclusión
Con las instalaciones MITO#12 MONUMENT y MITO#16 MEMORY proponemos una reconfiguración crítica y contemporánea de la memoria a través del arte. Ambas obras abordan cómo se generan y preservan memorias en un contexto saturado de información y estímulos. MONUMENT desafía la noción de monumento al anonimizar las luchas representadas y fomentar una lectura fragmentada e interseccional de las mismas, mientras que MEMORY invita a los espectadores a interactuar con combinaciones aleatorias de palabras e imágenes, fomentando la construcción personal de recuerdos significativos.
Ambas instalaciones no solo cuestionan la pureza, parcialidad y simplicidad inherentes a los discursos tradicionales de memoria, sino que también abren espacios para la participación activa y la inclusión de narrativas diversas. Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de un enfoque más dinámico y pluralista en las configuraciones de nuestras memorias colectivas, donde las voces marginadas encuentran representación y los significados se crean a partir de interacciones entre diferentes prácticas, objetos, temporalidades, negociaciones, experiencias y percepciones. Todo ello nos impele a reconsiderar cómo nuestros recuerdos y experiencias, tanto individuales como colectivas pueden ser preservadas y reimaginadas en un presente complejo y multifacético.
Nota sobre los autores
Quim Bonastra compagina su trabajo como geógrafo en la Universidad de Lleida y como artista en el Colectivo MITO investigando en las intersecciones entre arte y geografía. Correo electrónico: quim.bonastra@udl.cat
Joan Deulofeu es un investigador que utiliza el arte, especialmente las imágenes, como sus principales herramientas para pensar sobre territorios e identidades. También forma parte del colectivo artístico MITO. Correo electrónico: hello@joandeulofeu.com
Para citar este artículo:
Joan Deulofeu, Quim Bonastra. Construir la memoria del presente a través del arte: MITO#12 y MITO#16. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 7, núm. 33, Memoria y ciudad. A Coruña: Crítica Urbana, septiembre 2024.