Por Marcelo Corti |
CRÍTICA URBANA N. 32 |
Se nos ha solicitado recomendar y comentar libros que estimulen el pensamiento crítico sobre la ciudad y el territorio. Para esto, conviene definir dos instancias distintas. Una, aquellos libros que ejemplifican ese pensamiento crítico urbano-territorial; otra, aquellos que más allá de su tema nos pueden ser útiles para pensar críticamente.
Pero lo primero es ponernos de acuerdo respecto a lo que significa el concepto pensamiento crítico. Se trata de una expresión auto-explicada, que se define a sí misma. Una recorrida por Google presenta al inicio varios resultados, en general más operativos e instrumentales que académicos o técnicos (vale decir, del tipo “Los 7 pasos para desarrollar el pensamiento crítico” o “Aprende a desarrollar tu pensamiento crítico”). La definición de Wikipedia no es mala:
El pensamiento crítico es el proceso de dudar de las afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. Por ello, el pensamiento crítico no aspira a alcanzar una verdad absoluta, sino a profundizar en prácticas y estrategias que nos permiten someter nuestras convicciones, y las de otras personas, a discusiones.
Cabría aclarar que esta actitud crítica o cuestionadora no solo debe referirse a “las afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas” sino a aquellas que, en una época de relativismo cultural, se presentan como cuestionadoras o como “tan válidas como otra” y no tan solo en la vida cotidiana sino precisamente en la actividad profesional, académica o de gestión, especialmente en nuestro campo de actuación urbano-territorial.
Aquí conviene explicitar algo relativo al posicionamiento político-ideológico de quien piensa (o es pensado) críticamente. Actualmente suele considerarse que el pensamiento crítico es de izquierda; un político de derecha, Marcos Peña, entonces Jefe de Gabinete de Mauricio Macri, decía en 2016 que “El pensamiento crítico llevado al extremo le ha hecho mucho daño a la Argentina”. Sin embargo, se puede no ser de izquierda y pensar críticamente (aunque alguien de izquierda no debería pensar de otra manera que críticamente).
Vamos entonces a nuestro campo. Hay libros que ya son clásicos: Muerte y vida de las grandes ciudades, de Jane Jacobs, fuerte crítica al urbanismo del movimiento moderno ortodoxo e incluso al planeamiento regional de Lewis Mumford, pero sobre todo a las intervenciones de Robert Moses y sus autopistas destructoras de barrios. El derecho a la ciudad, de Henry Lefebvre, que desarma la concepción burocrática del planeamiento oficial francés. Algo más ingenuo, unos años antes, el Manual del Team X cuestiona el espacio urbano indiferenciado del urbanismo moderno y su abandono de la calle. Traffic in towns, de Colin Buchanan, un informe confeccionado por encargo del gobierno británico para analizar la situación del transporte de personas en el Reino Unido, pone en cuestión los impactos de la hegemonía del automóvil privado sobre las condiciones y calidad de vida urbana. Más recientemente, Luces y sombras del urbanismo de Barcelona, de Jordi Borja, analiza desde uno de sus actores más destacados los aspectos más conflictivos del modelo urbanístico que se planteó como ejemplo a seguir en la transición entre los siglos XX y XXI. Y muchos otros, por supuesto.
Para el ejercicio del pensamiento crítico
Ahora bien, ¿qué libros recomiendo, en el otro sentido enunciado, para ejercitar los mecanismos del pensamiento crítico? Un buen ejercicio es leer filosofía: la mayéutica socrática de los diálogos de Platón, la duda sistemática de Descartes o el fascinante recorrido histórico que plantea Bertrand Russell en sus textos introductorios. Algunos ensayos de Borges en Otras inquisiciones nos introducen en recursos de utilidad, como aquel que cita de Wells: estudiar la historia de Inglaterra tal como la escribieron los franceses y viceversa. No es mal recurso, por ejemplo, estudiar la movilidad sostenible desde la óptica de un automovilista negado a dejar su vehículo, la dispersión urbana desde los intereses de un desarrollador inmobiliario o el acceso a la vivienda desde la óptica de un fondo buitre. Al respecto, podemos llevar tranquilidad: no solo no cambiaremos de opinión por considerar el punto de vista del adversario sino que tendremos mejores argumentos para defender lo que creíamos. Del mismo libro, en otro sentido pero con la misma efectividad, recomiendo el ensayo “Las alarmas del doctor Américo Castro”, todo un brevísimo y divertido tratado de como desarmar un discurso de pobre concepción intelectual (con joyas humorísticas como “el doctor Castro ha enumerado algunos escritores cuyo estilo es correcto; a pesar de la inclusión de mi nombre en ese catálogo, no me creo del todo incapacitado para hablar de estilística”).
En particular, recomiendo expresamente los libros de Lógica; recordemos que quizás la primera vez que se usó la expresión pensamiento crítico fue en el título de, precisamente, un manual de lógica escrito por el filósofo Max Black en 1946. Y aquí recomiendo expresamente la, a mi juicio, maravillosa Introducción a la Lógica de Irving Copi[1].
Debo además aclarar que este libro de Copi fue una de mis primeras lecturas ¡infantiles! Terminando la escuela primaria, lo encontré entre otros libros en mi casa y me fascinaron los ejercicios deductivo-matemáticos y el atinado análisis del método de Sherlock Holmes, el gran investigador. Su escritura amena me permitió incursionar en las a veces inocentes, a veces perversas trampas del lenguaje, así como en los distintos tipos de falacias (formales o no formales, de autoridad, conclusión inatingente, de apelación a la fuerza, ad hominem, por la ignorancia, ad misericordiam, la causa falsa, la pregunta capciosa). Lo releí muchas veces a lo largo de mi vida y me permitió entender los mecanismos de la lógica aristotélica, esa lógica formal que luego Lefebvre intentó superar con la lógica dialéctica (con resultados cuya eficacia se me escapa). El humor abunda en sus ejemplos: de apelación a la fuerza, aquella pregunta de Stalin al serle comunicada la opinión del Papa en la conferencia de Yalta (“¿y con cuantas divisiones cuanta el señor Papa?”); de apelación a la piedad, el abogado que solicitó la absolución de su cliente parricida por ser huérfano… Y el ficticio partido republócrata como síntesis y compendio del uso de las falacias en la política estadounidense.
Dudar de todo, cuestionar hasta nuestros pensamientos más arraigados es un buen mecanismo para entender la realidad en todas sus complejas dimensiones. Y recuerden: no se trata solamente de dudar de lo que ya nos disgustaba sino del a veces doloroso ejercicio de cuestionar nuestras propias certezas. En el campo urbanístico, por ejemplo, ¿no les ha pasado que todo lo que les gusta es ilegal, inmoral, engorda… o gentrifica? ¿O no han encontrado en documentos oficiales o académicos algún indicio de pensamiento mágico (lo opuesto al crítico que es objeto de este número), en el que algunas operaciones de diseño o planificación son presentadas como la llave a la felicidad de las personas y las sociedades?
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Sobre los libros citados[2]
Desde 1962, la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA) publica en castellano la Introducción a la Lógica de Irving Copi, siendo la última edición disponible la de 2010. El original en inglés fue publicado en Nueva York por Mac Millan en 1953.
Otras inquisiciones es una recopilación de ensayos de Borges publicada en 1952 por Sur; luego la han publicado Emecé y Alianza, entre otras.
Muerte y vida de las grandes ciudades, de Jane Jacobs (1961), tiene una excelente edición en castellano publicada por Capitán Swing en Madrid, con prólogos de Zaida Muxi, Blanca Valdivia y el a veces incómodo (que no es lo mismo que crítico) Manuel Delgado. El derecho a la ciudad, de Henry Lefebvre, publicado en Francia en el emblemático 1968 (aunque su autor dice haberlo terminado en 1967, “año del centenario de El Capital”), tuvo una temprana edición en castellano por Ediciones Península. El Manual del Team X fue publicado en 1962 por la revista Architectural Design; Nueva Visión publicó una versión castellana en Buenos Aires en 1966 y hay versiones de ella en la Web. Traffic in towns, o Informe Buchanan, es de 1963 y su edición impresa en inglés es accesible en la Web. Luces y sombras del urbanismo de Barcelona, de Jordi Borja, fue publicada por la UOC de Barcelona en 2009 y republicada en 2011 por Café de las ciudades en Buenos Aires.
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Notas
[1]. En realidad, Irving Copilovich, filósofo nacido en la fría Minnesota en 1917 y fallecido en la cálida Hawái en 2002. Las fotografías disponibles lo muestran siempre con una simpática y honesta sonrisa.
[2]. Como ejercicio de pensamiento crítico, presentamos nuestras referencias con un modelo por completo opuesto al de las normas que comercializa la Asociación de Psicólogos de América (en realidad, de Estados Unidos).
Nota sobre el autor
Marcelo Corti. Arquitecto y urbanista. Dirige la editorial y revista digital Café de las ciudades. Dirige la Maestría en Urbanismo de la FAUD-UNC (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina) Integra el Estudio Estrategias (Córdoba) y la red de consultores La Ciudad Posible (Argentina, Chile, Uruguay) especializada en urbanismo, medio ambiente y movilidad. Es autor de los libros La ciudad posible (2015) y Diez principios para ciudades que funcionen (2019), editor de Glosario de las Ciudades (2021) y coautor de El nuevo pacto urbano (2022), entre otras numerosas publicaciones en libros, revistas especializadas y medios en general.
Para citar este artículo:
Marcelo Corti. La maravillosa “Introducción a la Lógica” de Irving Copi. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales. Vol. 7, núm. 32, Lecturas para el pensamiento crítico. A Coruña: Crítica Urbana, junio 2024.