Por Rosy Bonilla |
CRÍTICA URBANA N. 24 |
«An timupiat tejemet, tesu tinemisket tusel.»
[Ahora nos tenemos a nosotras, no estamos solas] De mi poema en náhuat “Nosotras las mujeres”
Cuando las mujeres nos encontramos en el espacio público en toda nuestra diversidad, creamos sinergias, tejemos alianzas, visibilizamos nuestras demandas y cambiamos el entorno y nuestras vidas.
Desde el 2010, las mujeres en el municipio de San Salvador, El Salvador, venimos participando en procesos de formación y analizando la ciudad desde un enfoque del urbanismo feminista. En nuestro diario vivir, identificamos elementos que nos traspasan a todas, como las violencias en el ámbito privado y el público, la falta de oportunidades de formación y empleo y el no-reconocimiento de la participación activa en procesos transformadores en nuestras ciudades y/o territorios.
Las mujeres en toda nuestra diversidad, somos las mujeres cis, trans, lesbianas, migrantes, indígenas, afrodescendientes, enfrentamos situaciones que nos traspasan por el cuerpo y que nos unen en la lucha por el derecho a las ciudades y territorios igualitarios. Hemos aprendido que no podemos hablar del derecho a la ciudad sin tomar en cuenta, de manera transversal, la economía feminista, vidas libres de violencias, democracia y participación política de las mujeres.
Ahora la pregunta que nos hacemos es, ¿cómo las mujeres de organizaciones locales en San Salvador han contribuido a procesos de gobernanza y ciudadanía activa en torno al derecho a la ciudad? Ha sido a través de la participación activa de las mujeres en estas organizaciones locales. Esta ha sido y es la clave para generar procesos de articulación en San Salvador, donde las mujeres han tomado el protagonismo e impulsado acciones afirmativas de promoción y rescate de la memoria histórica, acciones de sensibilización para caminar por las calles libres de acoso, festivales artísticos y de recuperación de espacios como parques y plazas y la creación de una agenda por el derecho a la ciudad.
Todo esto inició y ha sido impulsado desde las organizaciones locales de mujeres, que, a pesar de no contar con una formación técnica en planificación, analizan desde su vivencia la ciudad y el territorio. Claras de la importancia de posicionar que no podemos hablar de planificación sin poner al centro la vida, la vida de quienes nos movemos, disfrutamos, contribuimos a la economía desde nuestros trabajos remunerados o no remunerados y nos organizamos. Por esto se deben de promover espacios de participación activa de las mujeres en la planificación de sus ciudades y territorios, ya que son estas las que generan cambios sustanciales en sus territorios.
El contexto actual post Covid19, también nos obliga a re-pensar la participación activa de las mujeres, pues su condición socio-económica se vio fuertemente afectada, en muchos casos las obligó a priorizar la generación de ingresos, antes que la participación activa en sus organizaciones. Esto también nos hace analizar que, como mujeres, de por sí tenemos ya una serie de cargas, como los cuidados y generar ingresos, y ahora, también, participar activamente en nuestra localidad, y esto último no es posible si no se promueve la corresponsabilidad de los cuidados y la autonomía económica.
También lo digital, como otra escala del análisis del territorio, puso en evidencia la brecha que afecta sobre todo a mujeres de la zona rural, o de escasos recursos. Al no poder hacer uso del espacio físico, se debía de utilizar el espacio digital como forma de participación. Esto se puede analizar en dos vías: la primera, que este cambio afectó la organización de las mujeres pues no se tenía aparatos tecnológicos o una red estable de internet para reunirse, organizarse y realizar activismo; y, por otro lado, esto también hizo que muchas organizaciones incursionaran en lo digital creando redes de apoyo entre mujeres tanto nacionales, como internacionales, incorporando el ciberactivismo como un mecanismo de participación.
La clave es apostarle y acompañar siempre a la participación local de las mujeres, pues muchas veces se propician espacios de fortalecimiento y/o coordinación con titulares de responsabilidad y obligación, que es importante; pero la experiencia también nos dice que estos pueden ser cambiantes, según la vigencia de su periodo. Pero las mujeres en toda su diversidad, siempre son las que estarán y están en la ciudad y en el territorio.
Nota sobre la autora
Rosy Bonilla. Activista feminista y defensora de derechos humanos, internacionalista, experiencia en fortalecimiento de organizaciones de mujeres jóvenes y diversidades; parte del equipo territorial de San Salvador de la Colectiva Feminista para el desarrollo local; representante de la Red Mujer y Hábitat. En su tiempo libre escribe poemas y cuentos como parte de su activismo decolonial feminista.
Para citar este artículo:
Rosy Bonilla. Mujeres protagonistas de la historia de San Salvador. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales, Vol. 5 núm. 24 Participación: mito o realidad. A Coruña: Crítica Urbana, junio 2022.