Por Col·lectiu Punt 6 |
CRÍTICA URBANA N.23 |
En el 2019 publicamos el libro titulado Urbanismo Feminista. Por una transformación radical de nuestros espacios de vida en Virus Editorial. A lo largo de más de 15 años de recorrido hemos escrito diferentes textos en formato guía o articulo académico compartiendo conocimientos aprendidos a través de nuestra práctica, porque consideramos que el conocimiento es colectivo y acumulativo y hay que compartirlo y democratizarlo. Pero nunca antes tuvimos la oportunidad de hacer un ensayo analizando lo que hacemos y porque lo hacemos.
Hace ya unos años que decidimos posicionarnos políticamente y decir las cosas por su nombre. Lo que hacemos es urbanismo feminista. Y tenemos que agradecer a Teresa del Valle su contribución directa a cómo nos definimos, ya que cuando nos escuchó hablar de nuestro trabajo en un seminario en Barcelona en 2011, nos dijo que nosotras estábamos haciendo feminismo y que deberíamos nombrarlo como tal sin tener miedo de hacerlo.

Portada del libro Urbanismo feminista
Durante mucho tiempo desde Punt 6 hablábamos de urbanismo con perspectiva de género, en parte porque pensábamos que abriría más brechas y en parte como estrategia de defensa, por no ser tildadas de radicales. Pero la experiencia de ver y vivir en primera persona del plural las reticencias, resistencias y ataques para querer incluir la perspectiva de género en el ámbito del urbanismo, el “ninguneo”, “la infantilización”, y el “mansplaining” recibido, también nos hizo posicionar políticamente. Hacer urbanismo feminista no es sentido común, es visibilizar que han sido las feministas, desde los movimientos sociales y desde la academia las que han trabajado para poner en el centro de las decisiones urbanas la vida de las personas y no el capital. Y también las que han visibilizado que las mujeres son las grandes expertas de nuestros pueblos y ciudades, porque continuamos siendo mayoritariamente las que sostenemos las vidas de muchas y muchos.
Utilizamos el género como una categoría de análisis para estudiar las desigualdades sociales vinculadas con la construcción social del género. Sin embargo, la proliferación del uso del término «género», promovido después de la Conferencia de las Mujeres en Beijing en 2005 por parte de diferentes instituciones y poderes públicos, no visibiliza la genealogía feminista que se encuentra detrás de todos los avances y derechos ganados por las mujeres, además de que se ha utilizado para moderar el discurso, obviando el componente más reivindicativo que cuestiona el orden social y económico establecido, para evitar de esta manera rechazos institucionales e individuales de sectores que consideran que el feminismo es un movimiento demasiado radical.
Es importante hablar de urbanismo feminista, para reconocer todas las luchas y teorías feministas y es imprescindible tener en cuenta el trabajo de las que han luchado durante años para que las experiencias de las mujeres y la vida cotidiana sean consideradas e incorporadas en la construcción de nuestros entornos urbanos.
El urbanismo feminista es un posicionamiento y una herramienta política, ya que creemos que la configuración física y social de los espacios determina la realidad cotidiana de las personas en la ciudad, y que un enfoque feminista puede contribuir a una transformación social y física, rompiendo jerarquías y cambiando realidades.

Una ilustración del libro: Formas de mirar. Dibujo de Marta Fonseca, 2019.
Contribuciones desde el urbanismo feminista
Los espacios urbanos en los que desarrollamos nuestras vidas reproducen, legitiman y perpetúan desigualdades y relaciones de poder que son estructurales. Por ello es necesario una aproximación desde una perspectiva de género interseccional que analice estas desigualdades y proponga transformaciones de nuestros entornos para garantizar el derecho a la ciudad para todas las personas, y en particular de las mujeres y disidencias que han sido históricamente excluidas e invisibilizadas.
El urbanismo feminista propone un cambio de prioridades en la sociedad actual, situando la vida cotidiana de las personas en el centro de las decisiones urbanas, para transformar así las desigualdades que el sistema capitalista, patriarcal y colonial ha reproducido. La aproximación a la ciudad desde la vida cotidiana pone en valor todas las necesidades derivadas de las actividades del día a día, visibilizando y reconociendo la importancia de las tareas reproductivas y de cuidados realizadas mayoritariamente hoy en día por mujeres, y reivindicando la corresponsabilidad social y colectiva en el desarrollo de dichas actividades.
Para utilizar la vida cotidiana como la fuente de análisis y transformación de nuestros espacios de vida es necesario que esté basada en dos pilares clave: la integración de la perspectiva interseccional y la participación activa y transformadora de la comunidad y, en particular, de las mujeres. Ya que la mirada neutral del urbanismo androcéntrico, que sitúa al hombre y la masculinidad hegemónica como el centro de todas las cosas, ha excluido a la mayoría de población: mujeres, personas LGTBI, racializadas, migradas, indígenas, con diversidad funcional, etc.
En respuesta a esta exclusión, y con el objetivo de romper con la elitización y masculinización de la disciplina, el urbanismo feminista aplica una perspectiva de género interseccional, para tener en consideración la diversidad más allá del sexo e incorporar otras características identitarias que intervienen en las diferentes maneras en que las personas habitan los espacios. Por lo tanto, el enfoque interseccional visibiliza que mujeres, hombres y sujetos no binarios hacen un uso diferente de los espacios, con base a los roles de género en confluencia con otras variables de identidad (edad, raza, diversidad funcional, …).
Desde esta perspectiva definimos cuatro ejes para conseguir un cambio de paradigma que contribuya a una transformación de los entornos urbanos. En primer lugar, cambiar las prioridades poniendo la vida cotidiana y los cuidados en el centro de las decisiones urbanas, desjerarquizando y despatriarcalizando los espacios y el urbanismo actual. En segundo lugar, construir espacios y ciudades seguras para todas y todos libres de violencias machistas hacia las mujeres y niñas, así como otras violencias de odio y discriminatorias (racismo, homofobia, capacitismo, etc.). En tercer lugar, trabajar en los territorios incorporando el conocimiento generado desde la experiencia cotidiana de las mujeres, reconociendo y visibilizando sus vivencias y conocimientos. Y, por último, introducir diferentes miradas y un abordaje integral garantizando la transversalidad de la perspectiva de género interseccional en la gestión, la transformación y la evaluación de los espacios de vida.
Transversalidad de la perspectiva feminista
La popularización del feminismo ha contribuido a que el urbanismo feminista aparezca en la agenda política de numerosos municipios que elaboran algún proyecto urbano incorporando su punto de vista, pero que, en la mayoría de casos, no son más que experiencias anecdóticas en comparación con el resto de acciones y proyectos llevados a cabo desde las áreas de urbanismo. Aún son muy pocas las instituciones que aplican la perspectiva feminista como algo integral y transversal en sus políticas públicas.
Para que la transformación feminista de nuestros espacios de vida sea integral y transversal proponemos 3 estrategias para romper con las dinámicas establecidas: Desjerarquizar, poniendo en valor el conocimiento que tienen las personas vecinas de sus territorios y quebrando las fronteras del urbanismo como disciplina hermética; por lo tanto, hay que romper con la jerarquía entre personas políticas, personas técnicas y personas vecinas; Despatriarcalizar el urbanismo como profesión, así como las luchas sociales, reconociendo el papel de las mujeres en la construcción de las ciudades, incorporando las reivindicaciones feministas a las luchas de manera transversal, visibilizando a las mujeres y sujetos no normativos como agentes políticos protagonistas para la transformación social y valorando la reproducción social y la sostenibilidad de la vida; y Territorializar, integrando el componente espacial y territorial en las luchas feministas e incorporado las diferentes escalas y contextos (la urbana-rural, la de centro-periferia).
Para una transformación radical de nuestras ciudades, gracias a la cual las personas pasen a ser las protagonistas en la toma de decisiones urbanas, no es suficiente la vía institucional. Es muy importante el papel de las luchas sociales y los movimientos de base en muchas ciudades y territorios del mundo, ya que muchos de los logros en movilidad, equipamientos, espacios públicos o vivienda se han conseguido no gracias a las voluntades políticas, sino a golpe de manifestaciones, protestas, okupaciones o encierros que las diferentes olas de movimientos sociales y vecinales. En estas luchas, el papel de las mujeres ha sido y es fundamental. Si se deja la construcción de la ciudad solo en manos de las administraciones, se acaba dependiendo de las volátiles voluntades políticas que, en la mayoría de ocasiones, anteponen los intereses partidistas a equilibrar las desigualdades.
Porque solo construyendo otro tipo de territorios más justos, sostenibles y equilibrados, en los que las personas y sus diversidades sean la prioridad, podremos pensar otros mundos. Porque hay que cambiar la ciudad para transformarlo todo.
Nota sobre las autoras
Adriana Ciocoletto, Blanca Valdivia, Marta Fonseca, Roser Casanovas y Sara Ortiz Escalante. Col·lectiu Punt 6 somos una cooperativa feminista formada por arquitectas, sociólogas y urbanistas de procedencias diversas. Llevamos trabajando desde el 2005 y en 2016 nos constituimos como cooperativa de trabajo. Trabajamos para repensar los espacios domésticos, comunitarios y públicos desde una perspectiva feminista, con más de 400 proyectos realizados en el ámbito local, estatal e internacional.
Para citar este artículo:
Adriana Ciocoletto, Blanca Valdivia, Marta Fonseca, Roser Casanovas y Sara Ortiz Escalante. Por una transformación radical de nuestros espacios de vida. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.5 núm. 23 Urbanismo Feminista. A Coruña: Crítica Urbana, marzo 2022.