Por Maricarmen Tapia |
CRÍTICA URBANA N.17 |
La incorporación de las mujeres al trabajo asalariado, se ha realizado sin abandonar las responsabilidades del cuidado familiar y doméstico. Ahora bien, los cuidados no se realizan en un contexto neutro, sino en un contexto de discriminación y de violencia hacia la mujer. Son las mismas que cuidan quienes son víctimas de la violencia y de la discriminación. Pensar la ciudad de los cuidados es pensar en ciudades centradas en las tareas de criar, educar, cuidar, acompañar… ¿Por dónde comenzar?
1. El diseño no es neutro
Lo primero es asumir que la discriminación es una situación estructural. La discriminación se construye de manera activa y pasiva, por ello tenemos la responsabilidad de ser conscientes de las distintas formas en que reproducimos cultural y espacialmente la discriminación. Al decidir o al enseñar sobre la planificación y el diseño de las viviendas, barrios y ciudades, participamos en reproducir o reducir la discriminación estructural. Un ejemplo contra la discriminación es el diseño del espacio público que permita la inclusión de la mujer y su seguridad, en un contexto de violencia. Por el contrario, se reproduce la discriminación a través de la denominación de nuestras calles y espacios públicos: ¿cuántos de ellos llevan nombre de mujer? Nuestras ciudades están construidas con símbolos que invisibilizan y excluyen a las mujeres.
2. La ciudad basada en la reproducción social
Un segundo aspecto se relaciona con los cuidados. Las ciudades han sido concebidas desde una estructura lógicoespacial en la cual las funciones han sido separadas y organizadas a partir de dos cuestiones fundamentales: la vivienda y el trabajo. Otras funciones como la educación, la salud física y mental, el ocio o la recreación aparecen como elementos secundarios, sin ser parte fundamental de la organización espacial de nuestras ciudades. Poner los cuidados en el centro del diseño y las decisiones urbanas implica repensar la jerarquía de las funciones y dar solución a las necesidades asociadas a los cuidados en los distintos momentos de nuestra vida También implica decisiones de localización y proximidad apropiadas para el desarrollo de las actividades del cuidado en el día a día.
3. La corresponsabilidad social
Finalmente, se trata de comprender que los cuidados realizados por las mujeres forman parte de una socialización que predispone al grupo, y a la mujer en particular, a realizar estas tareas. Existen diversos valores asociados a la capacidad de mantener el esfuerzo en el tiempo, e incluso de restringir las propias libertades para poder realizarlo. Pensar una sociedad desde los cuidados no implica renunciar a valores fundamentales como la generosidad, la solidaridad, la estima, sino que pasa por una redistribución de las responsabilidades y del tiempo de los cuidados, así como por una retribución económica apropiada, que permita a quienes realizan los cuidados vivir en forma digna. Por otra parte, se trata de que estos valores traspasen la esfera privada y propia de la mujer y se conviertan en valores de hombres y mujeres, en valores sociales sobre los cuales se construye la cohesión social. Desde el diseño y la planificación de las ciudades, implica repensar la ciudad a partir de los espacios comunitarios, colectivos y públicos de convivencia, para compartir, cuidar, acompañar, mantener la salud, intercambiar y socializar. Asumir socialmente la labor y la responsabilidad de los cuidados, requiere contar con equipamientos y servicios públicos de escala de barrio, próximos, dignos y accesibles.
Estas tres dimensiones nos permiten reconsiderar los principios sobre los cuales hemos construido y desarrollado espacial, funcional y simbólicamente nuestras ciudades. Nos permiten reimaginar y desarrollar nuevas soluciones de diseño y planificación, capaces de ir integrando los cuidados como un elemento sustancial y propio de la función de las ciudades, del tejido de nuestros barrios y comunidades.
Nota sobre la autora
Maricarmen Tapia Gómez es arquitecta, doctora en Urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha desarrollado su trabajo en las áreas de patrimonio y en planificación urbanística, tanto en el mundo académico como en instituciones públicas. Participa activamente en la defensa de los derechos de las personas en la ciudad y el territorio, a través de organizaciones, publicaciones e investigaciones. Es directora de Critica Urbana.
Para citar este artículo:
Maricarmen Tapia. Tres ideas para el diseño de ciudades centradas en los cuidados. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.4 núm. 17 Ciudades para los cuidados. A Coruña: Crítica Urbana, marzo 2021.