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Una experiencia de conservación ciudadana del medio natural

22 junio, 2025

Por Pedro Cruzado |
CRÍTICA URBANA N. 36 |

La Asociación para a Custodia do Bosque Atlántico BETULA es una entidad de “custodia del territorio”, definición confusa para la mayoría de la gente y que comprende cosas muy diversas, por lo que nosotros preferimos definirnos como entidad de conservación ciudadana del medio natural.

En nuestro caso, la conservación de los bosques gallegos y su entorno, prioritariamente los de las comarcas de Ferrolterra y Eume (A Coruña), con especial incidencia en el “Parque Natural das Fragas do Eume,” aunque también tenemos actuaciones en A Estrada (Pontevedra) y en Vilalba (Lugo).

Somos una asociación sin ánimo de lucro formada hasta la fecha por 250 socias y socios. Pagamos una modesta cuota anual y es notable la participación en los trabajos de campo, junto a voluntariado de otras asociaciones similares con las que colaboramos. Nadie percibe retribución económica por el trabajo que desarrolla en la asociación.

Contamos con un buen local social en una antigua escuela unitaria y con equipamiento necesario, especialmente de herramientas forestales manuales y a motor.

Nos financiamos con las cuotas de los y las socias (20 a 30 €/año), préstamos anuales de estos, importantes donativos de particulares y de entidades ambientalistas y, por supuesto, subvenciones de organismos públicos, además de pequeñas ventas de ropa y bolsos con lemas y logotipos de BETULA. Está en pleno debate interno el mecenazgo de empresas, pero, manteniendo siempre nuestra independencia social y política, seguramente aceptaremos algunos donativos de empresas privadas que no perjudiquen el medio natural.

Participación de Asociación Betula en una manifestación de la campaña Eólicos Así Non en Parque Natural Fragas do Eume. Septiembre 2021. Foto: Maricarmen Tapia

El bosque atlántico y sus valores

Es el bosque existente en la mayor parte de Galicia, excepto en las comarcas de clima de influencia mediterránea, pero es en los estrechos valles fluviales de las zonas más próximas al Atlántico con clima más templado y húmedo donde presenta más variedad de especies arbóreas y mayor biodiversidad.

En el Parque Natural das Fragas do Eume, con una extensión de 9 200 hectáreas, el árbol dominante es el roble Quercus robur, pero le acompañan 18 especies arbóreas junto con muchos arbustos del sotobosque y varias especies de raros helechos supervivientes de la última glaciación. Todas de alto valor natural. A ello hay que añadir una rica fauna con algunas especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Protegidas. El 80 % de la superficie del parque es privada, por lo que hay un irresuelto conflicto con el gobierno autonómico de la Xunta de Galicia.

Además, estos bosques y bosquetes proporcionan beneficios ecosistémicos como conservación buena biodiversidad, control de la erosión, infiltración y calidad del agua de abastecimiento, retención duradera de CO2, calidad del aire por disminución de polvo y contaminantes, etc. Presentan un altísimo valor paisajístico en unas comarcas muy degradadas por las plantaciones de eucalipto Eucalytus globulus, exceso de infraestructuras y anarquía urbanística con mucha ocupación de suelo rústico. Excepto en zonas de reserva integral, pueden ser visitados por los ciudadanos ofreciendo espacios de belleza y armonía y, para diversas personas, un aporte espiritual.

 

Por qué nos dedicamos a conservar el bosque atlántico

Porque está en disminución, incluso en uno de los mejores bosques atlánticos de Europa por su gran biodiversidad como es el Parque Natural das Fragas do Eume, en el que la desidia de la administración pública consintió antes y después de su declaración oficial en 1997 que se plantaran 1 340 hectáreas de eucalipto Eucalyptus globulus, casi un 15 % del total de la superficie de este parque.

Asimismo, en toda la zona costera han desaparecido muchos bosquetes para plantarlos de eucaliptos, muchas veces mal gestionados o abandonados tras el rebrote de la segunda corta por propietarios que no viven en el área rural.

La Comunidad Autónoma de Galicia tiene una superficie total de 29 575 km2, es decir 2 957 500 hectáreas. Las frondosas, en su mayoría autóctonas, ocupan 619 000 ha y, en el interior del país, los pinares ocupan 422 000 ha y los eucaliptos 409 000 ha según el Inventario Forestal Continuo, de exactitud discutible.

Pero las superficies de eucaliptos no son realmente bosque, sino cultivos intensivos, en donde no hay biodiversidad y que generan muchos problemas, como el elevado riesgo de incendios forestales, la alteración del régimen hidrológico y, a largo plazo, de los suelos, el despoblamiento rural al sustituir la superficie agraria útil dedicada a la ganadería y agricultura, la uniformidad paisajística, etc.

El problema se agrava por la concentración en la zona atlántica de este cultivo de Eucalyptus globulus, aunque ahora, desgraciadamente, hay una notable ocupación en el interior de Galicia del Eucalyptus nitens, resistente a las heladas. Su expansión ha sido a costa de superficie de praderas, cultivos, pastos arbustivos importantes para la ganadería extensiva y la caza, bosques autóctonos, algunos humedales –brañas– desecados y, lógicamente, matorrales. Por cierto que, tras la ley forestal gallega de 2012, todas las plantaciones posteriores de eucaliptos y pinos en praderas y cultivos son totalmente ilegales. La Xunta incumple sus propias leyes

No trataremos aquí todas las causas de esta expansión, pero en los años 60 del pasado siglo, tras iniciarse la industrialización, muchos habitantes del medio rural con ínfimas explotaciones agrarias abandonaron la agricultura y ganadería plantando en sus tierras eucaliptos, convirtiéndose mayormente en propietarios absentistas que se trasladaron a vivir a zonas urbanas. Al no existir ni leyes ni organismos tipo banco de tierras para ceder en arrendamiento estas superficies a las explotaciones agrarias que quedaban, casi exclusivamente ganaderas, perdieron estas una oportunidad de ampliar su superficie para reducir costes de producción y la contaminación por sobrecarga ganadera.

Se necesita una eficaz ordenación del territorio con una limitación definitiva de la superficie de este cultivo, acompañada con una buena gestión para asegurar su rentabilidad al menor coste ambiental posible, como la plantación de anchas bandas de frondosas autóctonas que frenan incendios y mantienen diversidad, el aumento de la distancia a ríos, a verdaderos bosques, a pastos y cultivos, etc.

Los pinos mantienen una cierta biodiversidad. Han disminuido en las áreas costeras a costa de los eucaliptos. Arden con mucha facilidad, como demuestra el mayor incendio de la historia de Galicia, en 2022, causado por una tremenda tormenta eléctrica, en el que ardieron más de 21 500 ha en O Courel y Valdeorras y en el que los bosques de castaños, llamados soutos, salvaron aldeas, al frenar el fuego.

Arroyo en las Fragas do Eume. Foto: Maricarmen Tapia.

Qué hacemos

Impulsar y promover la participación social y ciudadana en las acciones de conservación de la naturaleza. Para ello, seguimos dos líneas de actuación principales, en las que ha sido fundamental el diálogo con los propietarios de bosques y el apoyo económico de los socios mediante donativos y préstamos para pagar el coste de las actuaciones, así como su trabajo físico en las mejoras o restauraciones forestales.

La primera línea consiste en realizar convenios de custodia del territorio con propietarios particulares o con comunidades de montes comunales. Son acuerdos de buena voluntad en los que los propietarios se comprometen a realizar una gestión compatible con la conservación del medio natural de sus bosques y terrenos y por parte de BETULA asesoramiento, seguimiento de su gestión y ejecución de restauraciones o mejoras a cargo de la asociación, siempre de acuerdo entre ambas partes, cuando sean necesarias. Por ejemplo reconvertir una plantación de eucaliptos en bosque atlántico. Tienen una duración de 10 años renovables. A fecha 1 de abril de 2025 disponemos de 305 hectáreas. Se consigue una difusión de la conservación del patrimonio natural, una toma de conciencia ambiental y en general un compromiso duradero, especialmente si son con particulares, pues con las comunidades estos convenios quedan expuestos a cambios en las políticas de sus directivas que pueden anularlos.

La segunda línea de actuación es la adquisición por compra, o, en algunos casos, por donación de sus propietarios, de terrenos forestales que transformamos o mejoramos cuando es necesario. Con ello conseguimos su conservación natural a perpetuidad. BETULA, a fecha de 1 de marzo de 2025, posee 20 hectáreas, de ellas 3,5 adquiridas por donación.

A destacar que, según nuestros Estatutos, no podemos vender estos terrenos y que en caso de disolución de la asociación se entregarían a otra entidad de custodia del territorio o, en último extremo, a la Xunta de Galicia.

Hay un cierto debate sobre si la adquisición de bosques y otros espacios se debe considerar verdadera custodia del territorio. En la cornisa cantábrica, y aún más en Galicia, la propiedad rural de particulares es en general muy pequeña y es muy difícil conseguir acuerdos de custodia del territorio. En otras partes del estado abundan las fincas grandes, incluso latifundios, con las que resulta más fácil conseguirlos y, en general, son convenios con actuaciones en agricultura: protección de setos y enclaves de flora valiosa, aplicación de prácticas agrarias compatibles con la conservación o, incluso, acuerdos de mínimos como la protección de nidos de aguilucho cenizo sitos en parcelas de cereal, evitando el paso de la cosechadora por encima de ellos en el momento de la cosecha.

Nosotros seguimos, a una escala muy modesta, el modelo de otros países en los que hay asociaciones ciudadanas con cientos de miles de socios que han adquirido y siguen adquiriendo miles de hectáreas, disponen de miles de voluntarios y de muchos profesionales: Natuurmonumenten Netherdeland (112 000 ha, 945 000 socios, 760 empleados fijos), National Trust of Scotland (76 000 ha, 300 000 socios,4 000 voluntarios, 500 empleados fijos), 46 Wildlife Trust (97 000 ha, 900 000 socios, 39 000 voluntarios, 3 600 empleados) etc.

Caso aparte es el Conservatoire du Litoral (86 000 ha propiedad plena y 127 000 ha en custodia, 180 empleados fijos) que es un organismo público francés con adquisiciones voluntarias (solo 4 % expropiaciones) que cede su gestión a asociaciones conservacionistas y a colectividades territoriales.

En Galicia la entidad más veterana y que más hectáreas ha adquirido en propiedad es la Asociación Ridimoas, de Rivadabia (Ourense), con cerca de 500 ha y 1 100 soci@s.
La clave para la expansión de este modelo de conservación ciudadana del medio natural por adquisición de terrenos está en tener un gran número de socios lo que no sucede con ninguna entidad del estado español. ¿Por qué?

 

Superficies de bosque y trabajos

Las 305 hectáreas en convenios de custodia del territorio son con 12 propietarios particulares y 2 comunales comprometidos con la conservación del bosque atlántico. BETULA efectúa, cuando es conveniente y posible, mejoras a su cargo y con trabajo de sus socios: plantación, desbroces selectivos para favorecer el regenerado natural del monte; además, se contrató a un especialista para realizar los inventarios forestales y propuestas de mejora.

De las 20 hectáreas en propiedad 16 son de bosque natural en aceptable estado, en las que hacemos conservación pasiva dejando que la naturaleza actúe, excepto intervenciones puntuales como eliminación de especies invasoras y trabajos como desbroce de senderos de acceso o restauración de pequeñas construcciones rurales, como erizeras para almacenamiento de erizos de castañas, muros de piedra seca, fuentes, etc. Por otro lado hay 4 ha de terrenos con eucaliptos residuales, en fase de abandono, en las que hacemos conservación activa talándolos e impidiendo la brotación de los tocones de Eucaliptus globulus por varios procedimientos: en terrenos de pendiente moderada (< 35 %) mediante pase de tractor con desbrozadora de martillos fijos destruyendo los tocones a ras de suelo pero en parcelas de gran pendiente (> 35 %) hacemos el descascado manual de los tocones o bien su tapado durante más de dos años con láminas de polietileno negro para su pudrición.

Posteriormente, reforestación principalmente con robles, pero también con abedules, fresnos, arces, cerezos silvestres, acebos y otras especies, con protección contra los corzos mediante mallas metálicas individuales. Si hay mucho regenerado natural no plantamos y simplemente favorecemos al existente mediante desbroces selectivos. Vamos a probar la siembra directa de bellotas de roble, protegiéndolas con repelente de ratones por su menor coste y mejor desarrollo de los árboles jóvenes (raíz pivotante).

Entre 2025 y 2026 transformaremos 35 419 m2 de eucaliptales degradados en bosque atlántico, en gran parte con trabajo de nuestros socios y voluntarios. En años anteriores transformamos 11 118 m2 y eliminamos 350 eucaliptos dentro de un bosque de 7 000 m2, todo ello en el Parque Natural das Fragas do Eume. Trabajos costosos física y económicamente en los que el voluntariado es decisivo.

 

Dificultades

La poca conciencia de conservación del medio natural es una dificultad permanente tanto a nivel popular como de instituciones públicas. Especialmente manifiesta en los intentos de realizar más convenios de custodia del territorio, sea con particulares como con montes comunales.

Nos ha requerido mucho esfuerzo la captación de socios para algo novedoso en estas comarcas del norte de Galicia. También su participación activa en los trabajos de restauración forestal, todavía muy limitada. Necesitamos muchos más socios, aunque no participen físicamente, para reducir una situación económica siempre precaria para compras y trabajos.

Sufrimos una complicada, desesperante y a veces ridícula burocracia en la solicitud de subvenciones de las instituciones públicas, tanto de la Xunta de Galicia como de la Deputación da Coruña y de algún ayuntamiento. Téngase en cuenta que dependemos de estas subvenciones en un elevado porcentaje del presupuesto anual mientras no tengamos un elevado número de socios.

Una dificultad administrativa es la imposibilidad de conocer por el Catastro los nombres de los propietarios tanto para compra de montes como para la información previa a posibles convenios de custodia del territorio

 

Otras actividades

Aparte de todo lo anterior, organizamos actividades de divulgación, como recorridos por nuestros bosques, conferencias y presentación de BETULA en centros de enseñanza. No perdemos las oportunidades que se presenten para darnos a conocer con entrevistas en prensa y radio, pero no parece ser tema que les interese a los medios de comunicación del país. Nos ha hecho más caso una TV pública franco-alemana. Somos conscientes de que cuando tengamos más capacidad económica habrá que hacer anuncios en la prensa.

Colaboramos con otras entidades privadas y públicas en trabajos de tipo científico como el Centro de Formación y Experimentación Agroforestal de Guísamo (A Coruña) con el que tenemos dos estaciones meteorológicas de alta tecnología en el interior de nuestros bosques. Se trata de ver a medio/largo plazo el posible efecto del cambio climático sobre helechos vulnerables. Hemos montado un pequeño jardín de estos helechos en peligro en el centro de visitantes del parque, no muy bien atendido por su personal. También una pequeña plantación de refuerzo en una de nuestras parcelas.

Las plantaciones de castaños originan y mantienen una gran biodiversidad, por lo que vamos a iniciar un proyecto de bosque experimental de castaños con variedades de fruto y de madera apropiadas para la zona costera (< 300 m sobre nivel del mar). Las variedades para madera como posible alternativa, en ciertos casos, al cultivo de los eucaliptos globulus y nitens. Esperamos contar con la colaboración futura del Centro de Investigación Forestal de Lourizán (Pontevedra).

A pequeña escala hacemos un seguimiento del arbolado de las orillas de un río de la comarca, incluso con una toma, dos veces al año, de datos físicos, químicos y biológicos del propio río.

Somos una entidad básicamente conservacionista que, salvo en casos muy graves, delegamos la lucha ecologista a organizaciones como Adega, Verdegaia, GreenPeace, Ecoloxistas en Acción y otras a las que, por cierto, pertenecen bastantes socios de BETULA.

 

Futuro de BETULA

Va a depender de que se produzca un incremento considerable del número de socios y del compromiso de todos ellos en el apoyo a la Junta Directiva y sobre todo en la renovación periódica de sus cargos. Un problema general a todas las asociaciones ciudadanas, quizás provocado por el extremo individualismo de la sociedad europea.

Por otro lado, falta un verdadero apoyo de la Administración Pública, especialmente de la Xunta de Galicia y de los ayuntamientos. La Xunta tendría que poner en práctica el artículo 3 de su Ley 5/2019, de 2 de agosto, do patrimonio natural e da biodiversidade, y sería muy positivo que se establecieran desgravaciones fiscales o ayudas directas a los propietarios con convenio de custodia del territorio.


Nota sobre el autor

Pedro Cruzado. Perito Agrícola en Fitotecnia y Zootecnia por la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola de Madrid. Trabajó en Galicia en el antiguo Servicio de Extensión Agraria del Ministerio de Agricultura. Después en el Departamento de Agricultura del Gobierno Vasco, pero pasó la mayor parte de su vida profesional en el Departamento de Agricultura y Montes de la Diputación Foral de Alava/Araba en proyectos de mejora integral de pastos comunales, silvopastoreo, desarrollo ganadero, asesoramiento y experimentación en agricultura ecológica, etc. Socio fundador en 2013 de la “Asociación para a Custodia do Bosque Atlántico”. Actualmente Vicepresidente. custodia.betula@gmail.com https://betula-atlantico.eu/

Para citar este artículo:
Pedro Cruzado. Una experiencia de conservación ciudadana del medio natural. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 8, núm. 36, Territorios activos. A Coruña: Crítica Urbana, junio 2025.

Critica Urbana n. 36
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