Por Maricarmen Tapia Gómez |
Directora Crítica Urbana |
CRÍTICA URBANA N. 36 |
Los territorios están vivos, su gente los transforma, reproducen la vida y lo defienden.
El latido de los territorios es fuerte, a veces es un aullido de auxilio y a veces es la celebración de la memoria que representa. Las personas que los habitan no son ajenas a lo que sucede y a las transformaciones que ponen en peligro el equilibrio llevado hasta ahora por las comunidades.
Los territorios están vivos aunque no estén en las redes sociales, aunque no tengan un impacto mediático. Por ello, dar voz y prestar oído a lo que allí sucede es un acto necesario de resistencia.
Detenerse a mirar atentamente lo que las comunidades están exigiendo desde los territorios es una fuente de rica información respecto a procesos y formas alternativas de vida, distintas a la homogenización y destrucción que hoy se está imponiendo desde el modelo capitalista.
Escuchar los territorios nos permite también recobrar la fuerza del sentido común, del sentido de pertenencia, de arraigo, de comunidad, sostenerse en los valores como la solidaridad… la vida en torno a la reproducción de la vida.
Los ejemplos que aquí se presentan, urbanos, rurales, periurbanos, son situaciones y puntos de partida muy distintos. Sin embargo, nos muestran la fuerza y capacidad de las comunidades de construir conjuntamente en beneficio de todos. Nos muestran que el territorio se defiende porque es bello, porque dependemos de él para subsistir y porque queremos convivir con las otras especies no humanas.
Las agresiones que se están sufriendo en los distintos territorios tienen en común su gran escala de implantación, los profundos e irreversibles efectos negativos en la biodiversidad y en los tejidos sociales y económicos locales, los fuertes impactos de contaminación para la vida humana y no humana y la vertiginosa velocidad con que se actúa. Tienen en común que se trata de grandes inversiones para economías deslocalizadas, privadas y exclusivas. Todas ellas develan la falsa ilusión de la creación de riqueza -¿para quién?-, y de desarrollo -¿para quién?
Frente a la crisis ambiental y energética hay alternativas y están operando exitosamente. Los distintos casos muestran variadas estrategias de resistencia, de creación de conocimiento sobre lo que está sucediendo, y todos ellos son formas de construcción social y cultural en equilibrio con su entorno. En todos ellos hay una fascinación primigenia con el lugar que se habita, con la naturaleza. La tierra se defiende porque es bella, la tierra se defiende porque es frágil y la tierra se defiende porque es nuestra y de los que vienen.
Nota sobre la autora
Maricarmen Tapia Gómez. Arquitecta, doctora en Urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha desarrollado su trabajo en el análisis y diseño de políticas urbanas, tanto en el mundo académico como en instituciones públicas. Participa activamente en la defensa de los derechos de las personas en la ciudad y el territorio, a través de organizaciones, publicaciones e investigaciones. Directora de Critica Urbana. Más artículos de la autora en Crítica Urbana.
Para citar este artículo:
Maricarmen Tapia Gómez. Territorios vivos. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 8, núm. 36, Territorios activos. A Coruña: Crítica Urbana, junio 2025.