Por Óscar A. Alfonso Roa |
CRÍTICA URBANA N.20 |
La urbanización de la población en China tiene como rasgos distintivos la aceleración y su considerable magnitud. A diferencia de lo que ocurre con los demás países a la cabeza de la jerarquía de la urbanización mundial, la aceleración exige más recursos materiales que los que produce internamente.
Por ello, el crecimiento de la tasa de urbanización está asociado positivamente al incremento de sus importaciones, las que en el caso de los bienes primarios estimulan el auge de los agronegocios y, con ellos, se incentiva la deforestación como en el caso de la Amazonia.
La aceleración de la urbanización en China. Los orígenes
El modelo de economía socialista de mercado de la China compite por el liderazgo mundial con el de economía de mercado de los Estados Unidos, dejando atrás a la Eurozona. Más allá de quién se pueda proclamar como vencedor en las recurrentes guerras comerciales, lo que está en juego es el avance global del modelo de sociedad chino, la dictadura democrática del pueblo.
La competitividad de las exportaciones de la China, cuyas mercaderías a bajos precios le han permitido ganar más cuota en el mercado global hasta alcanzar su economía el pedestal como la principal exportadora del planeta, se ha alcanzado en buena medida mediante el control a la oferta laboral y la movilidad de la población. La flexibilización del sistema de empadronamiento –hukou– instaurado por Mao Tse-Tung ha sido uno de los instrumentos empleados con tales propósitos.
El hukou combina el lugar de residencia –local y no local– con la elegibilidad económica –agrícola y no agrícola–, para producir cuatro categorías de pobladores entre los que se discrimina la asignación de los beneficios de los programas estatales de salud, vivienda, educación y jubilación, que les eran asignados en el lugar de residencia donde se registraba el empleo, quedando los migrantes excluidos de tales beneficios.
La flexibilización se inició en 1980 y prosiguió en 1990 y 1995. En general ha consistido en la autorización de traslado del trabajador a una ciudad diferente al lugar de su registro, siempre y cuando que en ella existan plazas de trabajo vacantes. Una de las reformas más recientes fue la del 2011 motivada por resolver la desigualdad que enfrentan cerca de 240 millones de personas con hukou rural que trabajan en las ciudades.
Con la flexibilización se han incrementado las migraciones internas hacia las ciudades, principalmente hacia las costeras, configurándose como un mecanismo de regulación salarial en un contexto de persistente segmentación del mercado laboral.
La tasa de urbanización, que oscilaba alrededor del 17,3% hasta 1976, año en el que murió Mao, llegó al 35,9% en el 2000 y en la actualidad alcanza el 60,3%. Esta cifra puede estar subestimada en razón a que la segmentación del mercado laboral ha dado lugar a la conformación de contingentes de trabajadores flotantes, sin lugar fijo de trabajo y que transitan entre ciudades y regiones en busca de una actividad remunerada, y que son residentes urbanos de facto.
Las implicaciones globales de la aceleración de la urbanización en la China son de diferente calado, siendo el relevo en la jerarquía mundial de la urbanización uno de los más llamativos. En la Figura 1 se aprecia cómo, justo después del inicio del desarrollo temprano, la China releva a los Estados Unidos en la primacía urbana mundial, aunque su vertiginoso ascenso ha tendido a ralentizarse en el último lustro.
La tensión entre los dos modelos aludidos se capta en sus pugnas por la hegemonía política y económica en diferentes áreas del planeta. Jimmy Carter advirtió que mientras los Estados Unidos optaban por la vía bélica, China lo hacía por la vía de la ampliación de sus mercados. Para la China, la expansión de su economía socialista de mercado depende de la aceleración de la urbanización, quizá de manera más determinante que la acumulación de patentes de invención y de la inversión extranjera.
Cien años en uno, la magnitud de la urbanización en China
En 2010 la región metropolitana de São Paulo albergaba 19,5 millones de habitantes. Un siglo atrás la población de su núcleo metropolitano oscilaba alrededor de 373.000 habitantes. La consolidación de una base de acumulación cafetera de soporte al desarrollo industrial en el Estado de São Paulo, así como agudas disputas políticas que dieron lugar a profundas transformaciones administrativas en Brasil, tales como el traslado de la capital de Rio de Janeiro a Brasilia durante el gobierno de Juscelino Kubitsheck (1956-1961), llevaron a que la región metropolitana de São Paulo se erigiera como la principal aglomeración urbana de Suramérica.
Esta referencia es pertinente en tanto permite establecer una comparación con la magnitud de la población que se urbaniza en China en la actualidad, pues, como se aprecia en la Figura 2, son cantidades similares. Por tanto, no es aventurado afirmar que a la China le toma un año en producir el equivalente a una región metropolitana de São Paulo que le ha tomado cien años en construir al Brasil.
¿Qué cantidad de bienes materiales se requieren para construir anualmente una metrópoli que albergue a 20 millones de habitantes? Esta inverosímil tarea de investigación aún no tiene respuesta, ni siquiera aproximada. Quizá no sea la cuestión más relevante y, sin embargo, tiene la potencia para advertir que debe existir algún umbral a partir del cual la producción del espacio construido para acoger a la población que se urbaniza, no es posible hacerlo de manera autárquica.
De manera semejante a cuando en el conflicto bélico mundial, las partes en conflicto demandaban cantidades crecientes de bienes primarios como, por ejemplo, el caucho, y esto desencadenó procesos de colonización de tierra inculta para su cultivo que, como en el caso del Brasil cuando se adhirió a los Aliados de los Estados Unidos, amplió su frontera agrícola en Minas Gerais y en algunos estados del Amazonas, la aceleración de la urbanización y las magnitudes actuales de sus megalópolis demandan cantidades crecientes de bienes importados.
La asociación entre la urbanización y las importaciones en China
¿Existe una asociación estadísticamente significativa entre la variación de las importaciones y la de la tasa de urbanización? De existir tal asociación ¿es similar e igualmente significativa para los países al comando de la urbanización planetaria? Los resultados de la Tabla 1 indican que, salvo en Indonesia, la relación es positiva. Además, se puede afirmar categóricamente que en el caso de la China esa relación existe y es estadísticamente significativa pues el intervalo de confianza de tales resultados es del 99%, lo que no es posible afirmar para los resultados de los Estados Unidos, India y Nigeria.
Habría que precisar que el poder explicativo de tal relación a la luz del valor del R2, aunque es relativamente bajo pues la variación muestral del cambio en las importaciones anuales que es explicada por la variación en la tasa de urbanización es del 14,1%, es, de lejos, el más elevado de los estimativos para los cinco países.
Las importaciones de la China y la deforestación del Amazonas
El componente importado de la urbanización en China crece a medida que se expande su economía socialista de mercado y se pretende difundir el de su sociedad, produciendo poderosos incentivos para la deforestación y la degradación de regiones estratégicas para el equilibrio ambiental planetario como el Amazonas. Allí, la deforestación es ampliamente motivada por la necesidad de tierra para el cultivo de la soja, agrocomodittie cuyo principal demandante es la China.
En “La gran mentira verde”, la BBC realizó un balance de lo ocurrido y lo que ocurre en la región selvática, y documentó otros fenómenos estrechamente ligados al crecimiento de los mercados de la China.
La expansión de la frontera ganadera y agrícola en Bolivia viene sucediendo como respuesta al incremento de la demanda de carne bovina desde la China, como también del agronegocio de la soja. El acaparamiento de minas de minerales raros pero indispensables para la producción de los teléfonos celulares como el coltán tiene en la mira a la Amazonia venezolana. El recrudecimiento de los incendios en la Amazonia brasileña se debe a la deforestación y no a la prolongación de los días sin lluvia. En la Amazonia colombiana el acaparamiento de tierras después de la firma del Acuerdo Final luce incontenible, así como la expansión de la palma aceitera en la Amazonia ecuatoriana. Allí, al igual que la Amazonia peruana, hay planes para la extracción de petróleo que se han pensado en medio del auge de la explotación aurífera.
Miles de especies conocidas y quizá cientos de miles que se desconocen y que habitan el bosque primario en el Amazonas seguirán desapareciendo. Habrá menos especies entre las que se distribuyan los virus y por ello serán más frecuentes los saltos de animales a humanos.
Nota sobre el autor
Óscar Alfredo Alfonso Roa. Doctor en Planeamiento Urbano y Regional, Economista. Profesor Emérito de la Universidad Externado de Colombia e investigador Senior reconocido por MinCiencia. Desde los observatorios Hambre Cero, CELULA y MetroMun ha acompañado iniciativas ciudadanas para la superación de la malnutrición, la aspersión aérea de los cultivos de coca con glifosato y sus coadyuvantes, así como denunciado el genocidio de los habitantes de calle en Bogotá.
Para citar este artículo:
Óscar A. Alfonso Roa. Urbanización acelerada, deforestación garantizada. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.4 núm. 20 Urbanización y crisis ambiental. A Coruña: Crítica Urbana, septiembre 2021.