Por Maricarmen Tapia |
CRÍTICA URBANA N.18 |
Cohabitamos a diario con personas que malviven en nuestras ciudades. Se mimetizan en los espacios cotidianos, entre luces destellantes, climatización y tentadores escaparates. Son los habitantes a los que el diseño arquitectónico y la planificación urbana omite, expulsa, castiga
El sinhogarismo es una situación integral de transgresión de los derechos de las personas, agudizado por características socioculturales de discriminación. Sinhogarismo es el término que se utiliza para las personas que viven en las calles. European Typology of Homelessness and Housing Exclusion (ETHOS, 2010) distingue seis situaciones referidas a las condiciones y el tipo de refugio en que estas personas se encuentran, y que van desde las que viven en calles o espacio público, sin refugio que se pueda definir como vivienda, hasta personas sin hogar que viven temporalmente en una vivienda convencional de familiares o amigos. Estas categorías no incorporan a las personas que viven en vivienda inadecuada.
Causas del sinhogarismo
La invisibilidad del sinhogarismo es aprendida: dejamos de ver a una persona que sufre la extrema exclusión social. Las concepciones reduccionistas sobre aquello que no queremos ver conducen a la estigmatización y habilitan la violencia hacia “ellos” por “otros”.
En contra de las ideas estigmatizadoras de las causas del sinhogarismo, diversos estudios reflejan que sus principales causas son la pérdida del trabajo, la incapacidad de pago de la vivienda, sufrir violencia en el hogar, los problemas familiares y la incapacidad de acceder a una vivienda. Menos de un 30% corresponde al abuso de sustancias, enfermedades mentales o problema relacionados con la justicia. Es por ello que se habla de causas sistémicas y estructurales. Más allá de las políticas paliativas, algunas organizaciones trabajan y demandan una intervención efectiva y la prevención de estas situaciones. Con el fin de interrumpir el ciclo de exclusión, los programas housing first, hogar primero, han demostrado ser una de las acciones más eficientes a mediano y largo plazo.
El sinhogarismo crece en el “primer mundo”
A partir de la crisis económica e inmobiliaria de 2008, el sinhogarismo aumentó en toda la Unión Europea a excepción de Finlandia. Según la European Federation of National Organisations Working (FEANTSA, 2017), algunos de los países donde este aumento ha sido más alarmante son Irlanda, con un aumento del 59 % de familias sin hogar; Holanda con un aumento del 50 % de jóvenes sin hogar en un año; Luxemburgo con un aumento de 61 % de adultos viviendo en acomodación en los últimos cuatro años; en Francia se elevó más del 50 % en los últimos 11 años; Dinamarca tuvo un aumento del 85 % de jóvenes sin hogar en los últimos seis años; Alemania tuvo un aumento del 35 % en sin hogar en los últimos dos años, mientras que en Grecia el aumento fue del 71 % de personas que fueron forzadas a vivir en las calles en los últimos cinco años. En España, es difícil tener una idea nítida de la realidad: los datos, con casi 20 años de antigüedad y que sólo tienen en cuenta la población sin hogar atendida en centros asistenciales de alojamiento y restauración, contabilizan 22.938 personas, la mitad ellos con hijos (INE, 2012).
El aumento del sinhogarismo muestra la creciente desigualdad y la brecha entre las necesidades ciudadanas y las capacidades de las administraciones públicas para garantizar el derecho a la vivienda. Pone en crisis la planificación y las políticas llevadas a cabo hasta ahora, que, además, hoy se enfrentan a procesos globales de especulación y captura de la vivienda y el suelo urbano, en los procesos de financiarización.
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Nota sobre la autora
Maricarmen Tapia Gómez es arquitecta, doctora en Urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha desarrollado su trabajo en las áreas de patrimonio y en planificación urbanística, tanto en el mundo académico como en instituciones públicas. Participa activamente en la defensa de los derechos de las personas en la ciudad y el territorio, a través de organizaciones, publicaciones e investigaciones. Es directora de Critica Urbana.
Para citar este artículo:
Maricarmen Tapia. La calle, sin vivienda ni ciudad. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol.4 núm. 18 Vivir en la calle. A Coruña: Crítica Urbana, mayo 2021.