Por Maricarmen Tapia |
CRÍTICA URBANA N.27 |
La crisis ambiental y el probable agotamiento de las fuentes de energía tradicionales, nos sitúan frente a una crisis sin precedentes. Para enfrentar esta situación una de las propuestas más interesantes que se plantean es el modelo de decrecimiento: dejar de asociar “desarrollo” a “crecimiento”, considerando los impactos negativos sociales, ambientales y económicos del modelo actual.
Existen distintas corrientes que confluyen en la necesidad de decrecer, se consideran aquí cuatro de ellas.
1..Crisis ambiental
Se debe decrecer para aminorar el impacto ambiental respecto a la fragilidad de los ecosistemas y a que los recursos en el planeta son finitos. La capacidad de destrucción y la pérdida de biodiversidad del último tiempo, no tiene precedentes frente a los límites del planeta.
2..Cambio climático
Los efectos del cambio climático en el planeta y los asentamientos humanos agudizan la necesidad de cambiar y adaptarse en términos, entre otros, del consumo de energía y de recursos naturales.
3..Peak oil
Desde hace años se viene hablando del fin de los recursos fósiles, en especial del petróleo. El Peak oil plantea que ya se ha producido la extracción máxima de este recurso y que tenderá a disminuir en el próximo tiempo. Científicos como Antonio Turiel argumentan que no existe ninguna energía capaz de equiparar al petróleo.

Mural «Never give up» de Francesco Camillo Giorgino, Millo, en Santiago de Chile. 2022. www.millo.biz Foto: Maricarmen Tapia
4..Pobreza e inequidad
Se cuestiona qué entendemos por “crecimiento”. Plantea la pregunta esencial de quién se beneficia del crecimiento y a qué costo social y ambiental. Es decir, los impactos de los beneficios de un grupo muy reducido deben ser asumidos por la mayoría y por el planeta. Se cuestionan los indicadores de desarrollo basados en el PIB bajo principios como “Sólo crecemos si crecemos todos”. Se proponen indicadores de desarrollo integral asociados a los impactos negativos que producen, así como impactos positivos en el desarrollo humano[1]
Nunca antes hubo tanta riqueza y tecnología, sin embargo, una parte importante de la humanidad vive en situación de pobreza y precariedad[2]. Esto debe cuestionar nuestras capacidades reales de solucionar los grandes problemas de nuestras sociedades, pensadas tanto como civilización, en términos históricos y como especie, en términos de nuestra naturaleza humana frente a otras especies y la naturaleza.
Hacia un nuevo modelo territorial
Desde la perspectiva urbana y territorial el decrecimiento pone en jaque el modelo de desarrollo urbano basado en el consumo irracional del suelo y sus recursos, los grandes desplazamientos y las grandes concentraciones urbanas dados los impactos negativos y costes de la gestión del metabolismo urbano. De esta manera, el decrecimiento hace que repensemos la forma de organización espacial, el tamaño y densidad de las ciudades, así como las distancias entre las funciones esenciales para la vida.
La invitación en este número de Crítica Urbana era a pensar y proponer desde la perspectiva del decrecimiento qué ciudades y qué territorio debemos proyectar. Este número, se relaciona con otras temáticas que nos han reunido a reflexionar, como Metrópolis ¿única alternativa?, en el que se cuestiona si el crecimiento en grandes ciudades a costo del despoblamiento del territorio es un modelo racional y sostenible. Urbanización y crisis ambiental, fue el primer número que dedicamos a analizar la relación entre los procesos urbanizadores y el deterioro ambiental. Posteriormente, con el número Los límites del crecimiento, se inicia esta reflexión sobre el modelo de desarrollo, que continúa con el número actual dedicado al modelo de decrecimiento.
Todas estas cuestiones nos llevan a repensar de manera crítica la forma en que habitamos y nuestras definiciones, como las del derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad desde un contexto ambiental acuciante. Hacen ineludible asumir respuestas colectivas sobre las particulares y nos obligan a idear nuevos modelos y formas de organización espacial para vivir.
La responsabilidad política de realizar los cambios necesarios, por ahora, no es fácil de asumir por falta de fuerza, voluntad o por tener posturas negacionistas, cada vez más frecuentes, por lo que se deberán realizar los cambios frente a las emergencias y crisis declaradas. El agua y la energía son ya fuente de escasez en diversas regiones y obligan a medidas locales restrictivas de consumo y gestión. Los estudios urbanos y territoriales deben asumir y trabajar por generar modelos alternativos frente a la crisis global. Tarea nada fácil, pero comenzar es un principio.
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[1] Algunos de ellos son Economía del Donut, Indicador de Progreso Genuino o Real (IPG) o Índice de Desarrollo Humano (IDH).
[2] La definición de pobreza varía de un país a otro. ONU y Banco Mundial utilizan la cifra de extrema pobreza con 1,9 USD al día, que corresponde al 10% de la población mundial. Pero si se utilizan indicadores de pobreza de los países desarrollados, el 85% de la población mundial también puede considerarse pobre. Ver Our World in Data.
Bibliografía para profundizar
Antonio Turiel: Petrocalipsis: Crisis energética global y cómo (no) la vamos a solucionar
Carlos Taibo: El decrecimiento explicado con sencillez
Victoria Aragón: Ecofeminismo y decrecimiento
Raúl Sohr: Chao petróleo.
Nota sobre la autora
Arquitecta, doctora en Urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha desarrollado su trabajo en el análisis y diseño de políticas urbanas, tanto en el mundo académico como en instituciones públicas. Participa activamente en la defensa de los derechos de las personas en la ciudad y el territorio, a través de organizaciones, publicaciones e investigaciones. Es directora de Critica Urbana. Más artículos de la autora +
Para citar este artículo:
Maricarmen Tapia. Por qué decrecer. Hacia un nuevo modelo territorial. Crítica Urbana. Revista de Estudios Urbanos y Territoriales Vol. 6 núm. 27 Hábitat y Decrecimiento . A Coruña: Crítica Urbana, marzo 2023.